viernes, 28 de noviembre de 2008

La gata Luna

Por unos momento me he planteado si esta entrada no iba a ir mejor en el otro blog, el de la Culebra. Por que la gata Luna era mucha gata Luna.
Cuando Luna llegó a nuestras vidas, la situación era esta: yo tenía ya hacía varios meses a las nenas, Thelma y Louise, y a Fósilman, con el cual todavía no había reunido mi tipi, le habían regalado hacía no mucho a Yoshi, un gato rubio que había sido maltratado psicológicamente (o lo que sea mantener permanentemente encerrado a un gato en un cuarto de baño). Fósilman había conseguido hacer de Yoshi un gato simpático, si bien algo simplón.

No es Luna, pero se le parece mucho

Bien, hete aquí que una noche al llegar a mi casa, en el árbol junto al portal había una gata maullando desgarradoramente. El típico caso: me subo a un árbol a ver si pillo un pajarito, el pipi se las pira... y a mi me entra el yuyu al ver desde donde tengo que bajar. Total, que ni cortos ni perezosos, arrimamos el contenedor de basura al árbol, y Fósilman se subió y atrapó a la bicha, que prestamente se lo agradeció clavándole las uñas hasta el tuétano. Efectivamente: había sido la primera y última muestra de debilidad de Luna. Acababa de darnos la primera pista.
Nada más subirla a mi casa, dejo claro su origen callejero. Se lanzó como una bala al plato de pienso de las nenas, y estas, que muy curiosas se asomaron a ver quien había vbenido, se llevaron ese bufido típico: bfffffff.... grrrrrrrrr.... urrrrrrrrr...... grrrrrr..... Las nenas se piraron a toda castaña, en vista del plan, y la otra se papeó el plato entero.
Al día siguiente, Fósilman se la llevó a su casa, que tenía un soleado patio trasero rodeado por una tapia de unos dos metros y por el cual solía pasear Yoshi muy pacífico. Luna llegó, miró a Yoshi con desprecio pero no le bufó (seguramente por ser macho, aunque castrado), localizó el plato de pienso, la bandeja de la arena y el sofá (útil tanto para sestear como para afilar las zarpas)... y tomó por completo posesión de la movida.
Para empezar, la tapia del patio le daba risa. La primera noche que se le antojó salir, le echó un vistazo al muro para calibrarlo, y alcanzó sin esfuerzo la parte superior desde el alféizar de una ventana. "Adiós muy buenas", pensó Fósilman, "ya te he visto por última vez". No hay problema, con el pienso todo el día disponible y ese pedazo de sofá, se iba a privar Lunita. Volvió a la mañana siguiente, visiblemente cansada, y se tiró a dormir un siestón. Tal que un hijo adolescente. Sólo le faltó cantar "Desde Santurce a Bilbao" u otro canto regional.
Si alguna vez hubo en el mundo una gata callejera, era fue mi Lunita. Si Fósilman dejaba un momento la bolsa de basura llena junto a la puerta, mientras iba a buscar las llaves de casa, Luna aprovechaba para agarrarla con las fauces y se la llevaba pasillo adelante hasta su guarida, para echarle un repasito. Cuando por fin Fósilman trasladó su campamento al de Nutria, las primeras semanas fueron casi trágicas. Luna decidió que su objetivo en la vida sería echar a Thelma y Louise de su territorio, y las tenía sometidas a terror constante. No así con Yoshi, con quien había hecho bastantes buenas migas. Tal era la tensión, que un día no fui capaz de soportarla y me eché a llorar, en vista de lo cual Fósilman decidió partir el territorio en dos mitades dejando cerrada por norma la puerta que daba del comedor al pasillo.

Esta es la verdadera personalidad de Luna



Y aquí viene lo espeluznante. Esto se lo enseñamos alguna vez a una visita y en cuanto pudieron se piraron. Véase:
La susodicha puerta del comedor tenía un dedo y medio de holgura respecto al suelo. A Fósilman le encantaba cortar una rodajita de chorizo. Se ponía delante de la puerta y desde una altura de un metro, dejaba caer suavemente la rodaja. En la misma centésima de segundo en que esta tocaba el suelo... salía como un relámpago una garra por debajo de la puerta que indefectiblemente atrapaba limpiamente la vianda. Escalofriante. Desde entonces lo usamos para las visitas indeseables. Les entraba mogollón de prisa por irse.
No castramos a Luna porque la vimos canija y decidimos esperar a que creciera. Pero no creció. ERA canija. Pero matona. De repente empezó a engordar sospechosamente. Efectivamente: durante esas noches de crápula cuando vivía en casa de Fósilman, se tiró a todo el barrio. A vivir que son dos días.
Una noche que yo estaba en el sofá viendo la tele, aquella fiera corrupia se subió para mi gran sorpresa en mi regazo (hasta entonces despreciado, mariconadas las justas) y me puso una patita en cada hombro, se recostó y ronroneó, con su tripita bien pegada a la mía. Podéis imaginar la hemorragia de babas que tuve. Hasta entonces, yo tenía aprecio a Luna, pero sobre todo admiración. Admiración por esa capacidad de supervivencia que mis otros gatos no tenían, por esa autosuficiencia. Pero esa noche, Luna se me metió en el bolsillo. A la mañana siguiente, a las seis, según yo salía de la ducha, Luna empezó a parir sus cuatro gatitos.
Fueron unas semanas estupendas. Los gatitos mamaban, reptaban por la colcha, empezaban a abrir los ojitos, a jugar... Luna los cuidaba, jugaba también con ellos, fue muy buena madre. ¡Y Yoshi muy buen tío! También jugaba con ellos, les limpiaba los pises cuando aún no andaban, les lavaba... Los gatitos fueron creciendo y les fuimos encontrando acomodo; a todos excepto a Morcillas.
Así que teníamos cinco gatos en casa, situación ya insostenible (y por cierto, hay una disposición de la Comunidad de Madrid que prohíbe tener más de cuatro mascotas en un piso, aunque la verdad que eso nos traía al pairo). Demasiados gatos para tan poco territorio. Luna, una vez destetados todos los gatos, retornó a su humor intratable y reanudó con nuevos bríos la persecución de Thelma y Louise a la mínima ocasión. Ni siquiera una vez castrada mejoró su carácter. Así que tuvimos que tomar la decisión.
Una tarde de principios de primavera, la devolvimos al parque donde la encontramos junto a nuestra casa. Estaba castrada, vacunada, bien alimentada y empezaba la estación favorable. Cuando abrimos el transportín, Luna salió al trotecillo alegre. Sólo se volvió a mirarnos un instante breve antes de bajar unas escaleras que se perdían entre la maleza... y desapareció.
No he vuelto a ver a Luna. Espero que haya llevado y siga llevando una vida feliz en libertad por los parques de este pueblo. A veces la echo de menos, a pesar de todo lo que era. Y entonces la recuerdo en aquella última mirada que nos echó, sin sombra de reproche, un simple "Adiós, chicos", y se fue, quintaesencia destilada de la libertad.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Pack básico

Sepan algunos seres humanos que entrenan lo que yo jamás sería capaz de abordar, que si eres de físico pseudo lisiado permanentemente como la ínclita Nutria, si te pones a sumar, al final de la semana te puede salir una cantidad de horitas dedicada al ejercicio físico como si prepararas algo serio (o sea, no acabar 1/2 Ironman con la dignidad extraviadísima, sino acabarlo con tronío y donosura). ¿Y como pouede ser eso, si no conozco varón?, digo.... ya me he liado con la Biblia, coñe.

Pues el misterio es que tú vas y te lesionas y entonces vas al médico deportivo. Que ve que musculas fatal por tu idiosincrasia genético-endocrina-sexual o similar. O sea, que tienes que hacer trabajo de fuerza, y además todos los diítas. Asín que, tras, por ejemplo, dos semi lesiones y una lesión gorda, has acumulado deberes del señor doctor hasta el aburrimiento. Y de ahí, que la Nutri, como el US Postal Service, llueva, nieve, etc., TODOS LOS DÍAS (aunque confieso que al final la cosa queda en seis a la semana) ha de desarrollar los que llamaremos el "PACK BÁSICO", consistente en:
  • Abdominales rectos y oblicuos altos y bajos (en total salen 300)
  • Ejercicios de giro de columna con pica (unos 8-10 minutos)
  • Ejercicios de báscula pélvica (4-5 min.)
  • Isométricos (muy variiados y puteantes, con perdón, de brazos, troncos, parte posterior, costado...)
  • Glúteos, isquiotibiales, abductores y adductores
  • Estirar hasta que dé de mi

Todo lo cual acaba por sumar casi una horita. Lo cual, que si yo, que no doy más de mi, de entrenamiento "reglado" hago digamos que 8 - 10 horas semanales, a esto pues le sumamos como 6 horas; mucho para las pequeñas alfeñiques. Pero es lo que hay si quiero hacer un deporte un poco más activo que las chapas. Ya me reencarnaré en un mustélido más apto para la siguiente, si llevo buen karma.

martes, 4 de noviembre de 2008

La nueva temporada (si Dios quiere)

Lo mismito que el año pasado, vamos. Empecé temiendo que me iba a lesionar... y así fue. Y eso que puse que iba a ser muy cuidadosa, y no se qué demonios. Así que voy a poner aquí lo que pienso hacer este año, otra vez, si las lesiones me respetan... y no lo tengo nada claro.
Para empezar, el año pasado, durante el duatlón de Alcobendas, debió ser como a la tercera vuelta del primer segmento, tuve una revelación. Dios, o alguien por el estilo me iluminó. Mientras veía cómo todas esas descerebradas corrían a toda castaña, con lo que quedaba todavía, me dije, "Concha, tú ya no estás para andar dejándote el bofe lastimeramente por ahí. Tú ya estás para correr como una REINA, mirando a tu público mientras saludas con la manita, regocijándote en el paisaje". Y así fue como tomé la primera decisión cara a la temporada 2009: QUE LE DEN POR SACO A LOS DUATLONES. Con una sola posible excepción: si se hace Copa del Rey y mis compañeras me necesitaran para formar equipo (esto es, si realmente están tan ávidas y desesperadas como para eso).
La segunda decisión, me gustaría pensar que consciente y meditada, fue PASARME A LA MEDIA DISTANCIA. Veamos, no es que crea que lo vaya a hacer bien. Pero si realmente a mi poner la bici a más de 32 km/h en llano me cuesta un Congo, donde creo que igual no lo hago muy bien va a ser en la distancia corta. En la media por lo menos me da para mirar el paisajillo.
Como consecuencia, este año Portsea me ha encuadrado en el Grupo G2, que tiene como Objetivo terminar con dignidad pruebas doble olímpico y 1/2IM . Aquí la verdad es que pienso que P. ha de ser mago para hacerme terminar 1/2 Ironman con algo que no poseo en absoluto, pero confío en él. Yo en realidad lo rebajaría a terminar 1/2 IM antes de que retiren del todo la meta y los boxes, pero no hay ningún grupo con ese objetivo, así que se hará lo que se pueda.
Así que me he apuntado al Half Challenge de Barcelona (con seguro de anulación). Si se puede, haría los tris de la Casa de Campo, con el lícito objetivo de divertirme muchísimo y disfrutar del ambiente, y dejar que mis viejas comadres me metan la del pulpo para su gran satisfacción; alguna otra gracieta corta y divertida, por la geografía española (¿Talavera?); después, si hay hueco y no es en casa Dios la Copa del Rey; y para terminar, otra cosilla tirando a larga hacia septiembre. Todo eso si mi físico miserable no me obliga a ir de pomponera oficial del reino, lo cual no queda descartado.

Ah, y alguna San Silvestre divertida, como la de mi pueblo (a ver si la vuelvo a correr disfrazada, es una historia que os tengo que contar) y en veranito, a ver si cae alguna travesía a nado por ahí.
Y que Dios nos conserve la salud.