domingo, 11 de julio de 2010
Tengo miedo
Entiéndase, no quiero ser cobarde, si hace al caso venderé carísima mi vida; pero la verdad es que me siento como si estuviera sitiada por un ejército zombie. Y en verdad que no me parece mala la comparación.
domingo, 9 de mayo de 2010
Un día perfecto
Se agradece el solecito. Algunos van entrando al río y glosan la enormidad de la corriente y la temperatura del agua. Pero yo veo que se puede nadar bien, y el agua la encuentro fresquita, pero estimulante. Nada que mi neopreno relativamente barato no pueda paliar. Bocina, vamos a la boya. Vuelta a favor de la corriente... pero con el oleaje por el viento en la cara, hay que respirar mirando casi hacia atrás del todo. Salgo y corro a boxes... ¡j..., cuántas bicicletas! ¿Ha pasado algo? ¿He hecho algo mal, eran dos vueltas? Pero no, era sólo una...
Bici bien, no tengo frío y me encuentro cómoda. ¡El asfalto está seco! En la subida al Cerro me ayuda el compact, aunque son más los que me pasan que a los que paso yo. Bueno, lo esperable en mi caso. Sobre el km 6 me pasa Anita, grande ella. En cambio, Carmen tarda más de lo acostumbrado en pasarme, casi hasta el 9 no lo hace. El el altiplano, vaya ventarrón lateral, y qué nubes más amenazadoras... Encarando la bajada, alcanzo a Josejoa, que me cuenta que se ha caído; pero se recupera, porque tira y me deja atrás.
La bajada del Cerro la hago pisando huevos, el viento lateral es muy fuerte y yo tengo muy en mente la promesa de ayer noche a Fósilman: que volveré entera y sana. Y al fin y al cabo, no tengo ninguna chica que alcanzar a la vista. Así que toco bastante el freno, la verdad. En el llano está el asfalto algo mojado, pero ya no hay problema. En los últimos 300 m antes de la T2 se pone a llover fuerte; ya no me importa.
Y además en seguida para, y como he hecho los últimos metros a plato chico, mis piernas van bien, me encuentro cómoda y noto que corro suelta y a un ritmo alegre; además mucha gente me conoce y anima, especial mención a Andresito y otros tribrothers que me animan por mi nombre. Una vuelta, me pasa poca gente, creo que sólo una persona (salvo los que me doblaban, claro) la segunda, mis patas responden, puedo apretar el último kilómetro, soy feliz. Esta vez no me he llevado jarroncico talaverano, pero sí mis comadres Carmen y la fantástica Teresa, que jamás se rinde, y también el tercer puesto femenino por Clubes (y ahí si que entro yo).
Ducha en el polideportivo, y estupenda comida en el buffet chino con un montón de gente que me cae muy bien y a la que tengo cariño; risas, comentarios, planes, chascarrillos...
La vuelta a casa con un sol precioso, viendo toda la campiña con el sol de la tarde; además, vivir en la Sierra Oeste de Guadarrama me permite abandonar la N - V en Maqueda, y volver por Escalona, San Martín de Valdeiglesias y Robledo de Chavela, y todo ello más que la Meseta parece Asturias, de verde que está. Soy feliz.
Y por último, una vez en casa, con las pilas cargadísimas y tras aclarar el neopreno y echar a lavar lo lavable and so on, ratazo de: sofá + dos gatintos ronroneando en el regazo + otro ronroneando junto a la pierna + partido de tenis que tenía grabado en el cual la española Mª José Martínez va y gana el masters de Roma.
¿Se puede pedir más?
jueves, 18 de febrero de 2010
Anda que...
Que eso, que además de que la cosa anda así así en la empresa, que resulta que el 19 de diciembre, en saliendo de cronometrar las 6 horas de Rivas, no vi el bordillo del parking y me hice un esguince de grado 2; que no fue de grado 17 por lo que suelo (o solía hacer de propiocepción).
Que cuando el día 10 de enero andaba ya casi en condiciones de hacer elíptica, cae un nevadón, piso una placa de hielo, y me hago esguince sobre esguince. Viva y bravo.
Muy bien. Venga de nadar, oyes. Pues cuando el día 5 de febrero ya me decido y saco a pasear la bici por el carril de Colmenar, mi grandísima pericia ciclista me procura un empacho de suelo de la h***ia. Que en urgencias se vio que no había nada roto y tal, pero que todavía tengo el hombro como si llevara adosado un paso sevillano de Semana Santa. Pero sin más costaleros ayudando.
Así que estoy gruñona, no entreno, no escribo, y me cagontó. Pero eso sí, me he apuntado al Duatlón Villa de Madrid... en la modalidad popular. Carajo.
jueves, 10 de diciembre de 2009
Interludio felino
Mal presagio.
Me adentro hasta el salón, y ni un alma (los gatos tienen alma, para el que no esté al corriente). Eso sí: hay una silla derribada en el suelo. Hummmm... Me agacho a comprobar la caseta de Thelma (bueno, disputada entre Thelma, la paria de la tribu, y Morcillas, la individua dominante).
Acurrucado en el fondo de la caseta, que JAMÁS había usado, se encuentra Yoshi. Yoshi y algo más: es una bolsa de plástico. Una rápida comprobación, y veo que el ínclito felino, que la verdad nunca se ha distinguido por su preclara inteligencia pero sí por su afición a lamer bolsas de plástico
(pero es muy buen chaval, oyes)
tiene un asa de la bolsa abrazando amorosamente su cuerpo: el h.p. se ha liado con una bolsa, no ha sabido desembarazarse de ella, y ha corrido presa del pánico por toda la p**a casa "perseguido" por tan persistente enemigo. Hasta refugiarse con él en la casetita. Qué ricos son los gatos. Bueno, se la quito mientras Yoshi, con las pupilas dilatadas por el horror (imaginaos, ser devorado por una bolsa del AhorraMás) se resiste débilmente.
Bien. Primer problema solucionado. A ver. ¿Dónde anda Thelma?
Thelma está simplemente escondida tras la puerta de la cocina. Como no es la gata más valiente del pueblo que digamos, eso es bastante normal. Sigamos. Falta Morcillas.
La llamo. Nada de nada. Registro la casa. Ni rastro. Aquí indico al lector que la probabilidad de que un gato pueda salir de mi humilde morada es infinitesimal. Miro arriba de la librería del salón, donde Morcillas (y ella lo sabe) tiene estrictamente prohibido subirse, ya que para hacerlo ha de trepar por el reloj del abuelo y lo jode. Allí no se la ve. Voy barruntando la posibilidad de abrir una lata de güiscas de ese, que es como el convocador mágico de gatos, pero algo me está diciendo que no es el momento de otorgar premios. Se me cruza por el magín la posibilidad de que Fósilman, ese gran hombre pero que tiene así como un pronto, la haya tirado por la ventana ante algún crimen previo... pero se que en el fondo no sería capaz, por más que amenace con ello de cuando en cuando. Sigo llamando, como cuando voy a brir una latita, no obstante. Oigo unos débiles gemidos... ¡en lo alto de la jodida librería! donde la Puerca (sospechamos que Morcillas es la gata del Maligno) antes se había pegado al fondo como un maldito chicle aplastado para que no la pillara. Efectivamente: ahí asoman unas orejas negras y unos ojos amarillos. Cojo el escalín y procedo a la operación bajada. Por cierto: a la Puerca, subir se le da de p.m., pero al bajar se va por las patas pa abajo. Así que normalmente hay que bajarla. Ah, pero tampoco lleva ni medio bien que la cojas en brazos, y menos estando tan arriba.
Lo del Angel Cristo son mariconadas. La agarro. Maúlla que casi aúlla. Tiro. Se engancha a la madera como una garrapata, la cabrona. Afortunadamente, el escalín aguanta firme, porque estoy en el escalón más alto. Meto la mano más adentro para pillar las patas traseras. Morcillas comienza a bufar y tira un zarpazo. Acierta, ya que preguntáis. Yo la bufo más. Ella transforma el bufido en rugido. Yo gruño con toda la potencia de mi garganta. Ella entretanto ha tirado más zarpazos y algún bocado. Con notable éxito. Yo empiezo ya a cagarme en todo el santoral católico. Por fin la agarro, y durante el transporte aéreo, Morcillas sigue emprendiéndola con mi ya sangrante anatomía. Así que la cojo de la piel del pescuezo y le propino una serie de azotes que son recibidos por la interfecta con el equivalente en gatonés de los más barribajeros insultos. De acuerdo, Nacho: esto no es educación proactiva. Lo sé. Pero hay momentos en la vida de una mujer en que hay que proceder a la educación represiva. Por ejemplo, en defensa propia.
Resultado de la batalla, heridas aparte (mías, que la Puerca está ilesa): Thelma y Yoshi acojonados, refugiados donde han podido ante la que estaba cayendo y por si se escapaba alguna, con las pupilas como monedas de dos euros y temblorosos. Morcillas, acojonada también al principio, escondida por ahí.
A mi de repente se me pasa el subidón de adrenalina y me dedico a acariciar y a tranquilizar a Thelma y a Yoshi, que no han tenido la culpa. Pero a Morcillas no, que se ha portado fatal. Me pongo a hacer la cena, y la Puerca se asoma tímidamente al olor de la carne cruda a mendigar, como suele. Con la voz y el gesto le doy a entender que va de culo. En vista de lo cual, tengo a una gatita con el corazón destrozado, mirándome el resto de la tarde con los grandes y redondos y cara de enorme contrición (sí, los gatos saben poner gestos) y grandísima pena... aguanta Nutria... recuerda esos zarpazos... miaaaaauuuu... lárgate puerca...
¡Me cago en mi vida! ¡Ha vuelto a llevarme al huerto!
lunes, 12 de octubre de 2009
Objetivos 2010
Sólo he hecho tres competiciones: Talavera (sprint), muy divertida y en la que volví a competir después de más de un año; vi que realmente, mi entrenamiento estaba ya bien enfocado a la media distancia, pero fue bueno acabar sin problemas una prueba. Calella no la cuento; no llegué a competir ni contra mi misma. Después vino la fractura, y hasta agosto nada. En agosto hice el duatlón de Cantimpalos. No me gustan mucho los duatlones, pero este es muy popular, muy simpático, la gente no sale en plan descerebrado e iba muchos amiguetes. Tenía un fin muy claro, no hace falta ni que lo escriba: y efectivamente, soy capaz de volver a competir, y competir encima de una bici. Prometo que si lo hago el año que viene sí que echaré un poco los higadillos; este año, el tema estaba de más.
Y por fin, Banyoles, que me sirvió para cumplir mi objetivo del año que era hacer media distancia y corroborar que sí, que puedo hacerlo. Y estoy contenta. Pero todo hay que decirlo, Banyoles es un triatlón más corto que un B (salen 2.200 - 73 - 18,85) con una natación y un perfil relativamente fáciles, y me hizo el mejor tiempo posible. Pese a lo cual acabé con las patas tan tostadas como tras un maratón.
Por tanto, mis objetivos para este año, dando ya por obvio el de no lesionarme por sobrecarga (y ojito, que yo ahí he de hilar muy fino) son consolidar adecuadamente la media distancia. Sin despreciar algún olímpico y algún sprint. Esto implica que yo pueda correr triatlones B y 1/2 Ironman con perfiles más heavys, con natación marina, etc. y sobrevivir a ellos con holgura. Así que más o menos me planteo, dependiendo de fechas de los eventos, y conciliación vida familiar-laboral-deportiva:
- Media distancia: Elche, Buelna, Sanabria
- Olímpicos: Por supuesto, el de la Casa de Campo, y tal vez Cuenca y/o Plasencia
- Sprint: también el de la Casa de Campo, y el talaverano si perseveran los brothers
De momento descarto cosas más chungas (desde el punto de vista de esfuerzo) como Zarautz o Titán, y aún ningún C (para mi eso ya es larga). Y sí que caerá, en otoño y en invierno, alguna carrerita popular. Y en verano tal vez alguna travesía a nado.
viernes, 2 de octubre de 2009
¡Lo hise!
Cuando después de 700 km de autovías, varias vueltas ya nocturnas por la Gerona profunda y un aterrizaje en la Casa Rural sin encontrar en primera instancia a nadie, entras en el comedor y te encuentras a ¡lo menos veinte niños vociferantes y otros tantos progenitores!, se te cae el alma a los pies. No obstante, y contra todo pronóstico, la cena es tranquila (los enanos ya cenaron y en última instancia, un DVD de Disney es mejor que la morfina) y durante la noche, en una habitación recoleta y sobria, no oí ni un ruido, bien es verdad.
A la mañana siguiente, hay que hacer los deberes y probar la bici; media horita, ducha y desayuno. Y empieza la lucha contra los nervios. Primero, a Bañolas a hacerv unas compras de última hora y, sobre todo, a reconocer el terreno. Me pateo la zona del Estany donde supongo que van a estar los boxes, y desde donde saldrá la natación. Vale, es precioso y el agua está relativamente limpia (por ejemplo, te ves el extremo del brazo). Nervios 1 - Nutria 0. Vamos, que da igual. Vuelvo al coche, dispuesta a dar una vuelta al circuito de bici. Hay otro triatleta alojado en la casa rural, Joan, que también espera debutar en media distancia (aunque lo llamen larga) al día siguiente, y que ya ha hecho e olímpico que también se celebre aquí; me dijo que las cuestas del circuito se pueden subir todas a plato. Vaya. Pues muy recio está este chico. Ah, bueno, me dijo que menos dos, la del principio (eso es otra cosa) y la de Esponellá. Pues sigue estando muy recio, el chaval. Eso sí, también es todo muy bonito, especialmente entre Besalú y Melianta, sin desmerecer el resto. Y las cuestas abajo no acojonan mucho. Da igual. Nervios 2 - Nutria 0. Así que doy otra vuelta más y compruebo que de las dos cuestas gordas, una mide un kilómetro y la otra dos; en verdad que en peores plazas hemos toreado. Nervios 2 - Nutria 1.
Como en Melianta, y aunque el pollastre a la pagesa y el mató (requesón) con miel estaban muy buenos, me clavan un poco por salirme del menú. Bueno, la vida es así. Por la mañana me había comprado una novela, ya que en la cvasa rural no había libros; me voy a mi habitación a leer apaciblemente, con la esperanza de conciliar el sueño y echar un siestón; la verdad es que es tan buena (Contrarreloj, de Eugenio Fuentes) que no me duermo, pero al menos me absorbe. Luego bajo a la piscina (la verdad es que la casa está muy bien equipada) y hago l0os diez minutos de natación que me venían en los deberes; la piwi tiene unos diez metros y tanto volteo marea, menos mal que sólo son diez minutos.
Vuelta turística por Besalú (creo que caminé en exceso, la verdad) y luego, al briefing, que se supone que era a las ocho y media en el polideportivo; estos catalanes son la leche y a las ocho y veintinueve que llegué yo ya habían explicado casi toda la natación. Compruebo que buena parte de la peña ya tiene el sobre con el dorsal y toda la pesca; ¿pero es que se podía haber recogido ya? La información de la prueba en la web era, por así decirlo, escueta y lacónica. Hago un par de preguntas como a qué hora van a cerrar boxes y si va a haber guardarropa. Pues hay que fastidiarse, no lo hay. De verdad, con lo organizaditos que son para todo los catalanes. Luego un pesado pregunta que si se van a respetar las normas, que si se va a controlar el drafting, que si en Calella fue un escándalo, que si tal y cual y que si la abuela fuma, chico, no seas pesado, esto no es Calella ni parecido. Por entonces yo ya estoy convertida en psicópata asesina; cuando acaba la reunión, me llego hasta boxes, compruebo que ahí no hay nadie dando dorsales, me vuelvo jodida al polideportivo porque preferiría dejar ya todo compuesto por la noche y no andar poniendo las cosas a última hora (Nervios 3 - Nutria 1), y veo que donde estaban dando los dorsales era en el propio polideportivo, en la taquilla; gruño un poco a los jueces (mala política) y me vuelvo a la masía.
El resto de la tarde - noche hasta la cena pasa entre comerme las uñas, preparar las cosas (o sea, cada cinco minyutois ¿me dejo algo? ¿he metido las gafas? ¿y las de repuesto? ¿y las barritas? ¿y...?), cenar (el casero, un gran hombre, ha hecho macarrones, y Joan y yo tenemos derecho a repetir) y decir a unos cuantos padres inconscientes que se están tomando cubatas junto a la ventana de mi cuarto que por favor no hicieran ruido que al día siguiente me levantaba a las seis y media. Tengo que reconocer que, dado que ellos no querían despertar a su hiperactiva prole, estaban siendo los cubateros más silenciosos al sur del paralelo 42º; pero ¿qué pasa, no puede una ni ponerse un poco histérica antes de su primer triatlón B? Sobre todo si abro el sobre, veo un par de bridas, supuestamente para poner el dorsal de la bici, pero de éste último... ni rastro; Nervios 4 - Nutria 1. Hala, a preguntar mañana en el último momento.
El gran dia
Igual que el jodío gallo la nocha anterior había estado pletórico, el cabroncete, esta mañana me despierto yo antes que él, manda huevos; consigo embutirme en el mono y me bajo a desayunar mi yogurcito con cereales, para no hacer experiementos. Como ya lo tenía todo preparado y la bici metida en el coche, casi me sobró un poco de tiempo. Así que bajé a Bañolas. ¡Fatalidad!, la calle por la que pensaba acceder al aparcamiento que había a diez metros de boxes hallábase cortada, así que me voy a aparcar al polideportivo, a trescientos o más metros. Cojo los trastos y voy al chequing ese. Una juez me informa de que los que no estamos federados por Cataluña no llevamos dorsal en la bici, sino que la pequeña pegatina que yo hubiera jurado era para el casco y que Joan consiguió a duras penas convencerme de que no la pegara, que podía ser para el manillar de la bici (aquí hay costumbres distintas, está claro) era para la barra de la bici. Bueno, vale, una cosa solucionada. Los severos jueces no me dejan entrar un minuto la mochila a boxes para transportar mi ajuar, así que la abandono momentáneamente en un alcorque. Pongo todo, no me he dejado nada... salvo unas chanclas. Diosssss, hace un frío de c..nes, y la Nutria descalcita hasta el coche, a guardar el sobrante, los trescientos metros de vuelta. Vuelvo a boxes, llave del coche al bolso de herramientas de la bici, neopreno para abrigarse, y a esperar y mirar patéticamente el agua.
La natación
Pues no apetecía una m... Aunque estaba despejado, hacía fresco, hacía sueño, y la primera boya parecía muy lejana. Afortunadamente, alguno que ha calentado dice que se está mejor en el agua que fuera. Yo salgo en la segunda tanda, cinco minutos detrás de la primera; es la primera vez que me pongo el neopreno después del apañito de la clavícula, y como que me roza en el clavo ese saliente que tengo, lo noto raro, o es que Nervios 5 - Nutria 1.
Dan la salida. El fango removido huele a sulfuro. No me encuentro, voy resoplando como un búfalo, y con el mismo porte, más o menos. Creo que durante un rato voy la última. Por fin pillo unos pies, y me propongo no separarme de ellos. Ah, esto mejora. al poco de doblar la primera boya, veo que estoy dando por saco tocando los pies a su propietario, así que me desmarco, y por fin, surge la Nutria que hay en mi, me relajo, y empiezo a adelantar gente. En realidad es agradable nadar en ese lago y el neopreno apenas molesta. Salida, trotecillo cochinero, y nueva entrada, ya con una segunda vuelta cómoda, adelantando gente de nuevo. Al final, 52:44. Vale, quizá demasiado cómoda.
La bici
Tampoco me maté en la transición, la verdad, si bien esta vez mantuve la dignidad y no me senté en el suelo a ponerme las cosas. Me subo con mi habitual estilazo (Hércules peleando con la Hidra, con gran ventaja de la bicha) y hale. Hace fresquete; tampoco viene mal esa primera cuesta. A partir de la nacional el tráfico está abierto, pero hay un señor arcén de un metro y no mucho tráfico, se va bien. En la recta de Besalú el viento en contra me hece tener que meter el plato pequeño (Nutria Mercx), pero en seguida pasa. Luego me como una barrita; está rica y apetece. Sin prisa pero sin pausa, primer avituallamiento, consigo coger una botella de agua con la mano derecha (Nutria Indurain) pero hay que tirarla enseguida, que las normas sobre medio ambiente eran muy estrictas (lo que no impide que compruebe como la mitad de la carrera se las ha pasado por el arco de triunfo). La cuesta de Esponellá no es para tanto; sólo hay que meter todo el desarrollo unos 600 metros (Nutria Contador lleva compact, por cierto, ejem). A la salidad, en Casas D'Alt, hay otro avituallamiento, cojo un rico isotónico de naranja, y por no tirarlo donde no debo, lo cargo en estas manitas durante unos 5 km, hasta Melianta, lugar en el cual, diviso un contenedor amarillo y me propongo frenar junto a él, echar el bote, y seguir grácilmente; resultado, embisto el jodío contenedor, casi me mato, de milagro no fui detrás del botecito, y al arrancar de nuevo casi me caigo solidariamente unida a la bicicleta; naturalmente, ante la atención alborozada de toda la jodía terraza del bar de enfrente, que asistía al espectáculo alborozada. Hay cosas que no pueden pasar en la intimidad, se conoce. Menos mal que yo me despojé de ese pesado lastre llamado dignidad tiempo ha.
Bajadita a Banyoles, y compruebo que mi cuentakilómetros marca al final de la primera vuelta treinta y seis y pico. Empiezo la segunda. Hay que decir que hace un solecito muy agradable, hay una leve brisilla que alivia las cuestas y el suelo está seco. Todo va bien. Voy muy hidratada, así que al dejar la nacional, parovecho una zona boscosa para hacer un pis; vuelvo a confirmar que odio ese jodío mono con el sujetador incorporado, que cada vez que hay que bajarlo pasan dos cosas: espectáculo porno con desnudo integral y lucha con la bestia para volver a subirlo. El próximo juro que va a ser de chico.
Y así transcurre la bici sin mayores complicaciones. 2 h 55 m. En el cuenta kilómetros no me salen 80, sino 73,8 km. Vale, no me maté.
La carrera a pie
Bueno, esta transición va un poco más fluida. Salgo a correr al paseo que rodea el Lago; la verdad es que hay mogollón de ambiente. Me temo que la mayor parte no tienme que ver con la cerrera, pero ambiente es; la gente de la comarca aprovecha los domingos para dar su paseíto dominical. De paso, algunos te animan. Y hay mucho corredores alrededor. Bueno, más que alrededor, enseguida están todos delante, pero aquí hemos venido a lo que hemos venido, y yo voy a mi trote cochinero sostenible.
Esta primera vuelta es dura, aunque tiene el aliciente de ir descubriendo el paisaje. Me adelanta hasta el tato, salvo un tipo calvo corpulento. Los dos avituallamientos tienen agua fresquita y Aquarius. Primera vuelta 36 minutos. Venga, no está mal.
Segunda vuelta: pasan dos cosas malas. La primera, que me empieza a salir una ampolla en el pie derecho. Lo que pasa es que ya sabemos que las ampollas en caliente se aguantan muy bien. Así que no va mal. La segunda, que hay un rato que no me encuentro. El chico calvo corpulento me quita las pegatinas y no le vuelvo a ver. Pero a partir del tramo asfaltado, empiezo yo a pasar gente, hay bastantes que van andando, había un par que uiban hablando de retirarse. Da un poco de pereza pensar que queda otra vuelta, pero da más pereza no acabar lo que he venido a hacer. Ya va habiendo muchos menos corredores y mucho menos público; parte ddel que queda, sigue animando muy simpático. En 39 minutos acabo esta vuelta y sigo.
La tercera vuelta sin más novedad que las ganas de acabar; da fuerzas saber que salvo que te peguen un tiro o te abduzcan los extraterrestres, vas a acabarlo. Sobre todo, no me olvido de sonreir a los voluntarios, numerosísimos, que me siguen indicando el camino corriendo, animándome o dándome de beber; también tiene que ser duro tirarse tantas horas ahí a cambio de nada, y más al final cuando ya solo quedamos cuatro monos que pasamos cada muchos minutos. Dioss, estoy muy cansada, pero ya sólo me queda media vuelta... un cuarto de vuelta... algo menos de un kilómetro... se oye la megafonía de meta... En la recta final se me va poniendo una sonrisilla idiota y hasta se me humedecen los ojos... la gente que está allí lo notan y también me sonríen, y me llaman campeona... Joder, soy muy feliz.
Posterior
Me bebí todo. Comí melón hasta reventar. El juez al que había gruñido la noche anterior, me felicita muy sonriente y dice que se me ve mejor hoy. Veo, mientras recojo la bolsa del corredor (bastante buena por cierto) como dan los premios absolutos a hombres y mujeres. Luego dan los de veteranas 2, a las que aplaudo a rabiar. Llaman a las de veteranas 1, y de repente, alcanzo a distinguir mi nombre, y se me escapa en voz alta "¡No me jodas!". Menos mal que he sido tercera. Diez minutos después de cruzar la meta, mis músculos que se enfrían paulatinamente no me hubieran permitido subir más allá del peldaño más bajo del podium. Por cierto, éramos tres veteranas 1. Claro que había otras dos inscritas de cuya no aparición por la carrera yo no se nada. Que hay mucho mal pensado por ahí.
Poco más que reseñar. Mi ampolla, que contenía un líquido rojizo (nunca había visto eso) dejó de molestar en cuanto cambié de calzado; llamé lo primero a Fósilman para decirle que esta vez no me he roto nada y luego a la Presi para darle la buena nueva. Mensajito a los amigotes, un pedazo de helado descomunal... y tarde tranquila de reposo, lectura y piscina, aunque preguntándome si el Maligno había posido mis piernas, que sufrían todo tipo de pinchazos raros y de vez en cuando había que poner por alto; no había tenido el tren inferior tan reventado desde que acabé aquel Maratón de Madrid (el único que he corrido)
Conclusiones
- Muy bonito el entorno de la carrera
- La organización, aprobado hasta la víspera y notable el día de la carrera
- Ahora hay que consolidar esto y entrenar un poco más, que la tarde posterior estaba destrozadísima.
- La gente de Gerona es muy maja, y los de la casa rural Mas Fuselles, una gente estupenda.
- Si vas sola solita, y allí no te conoce ni Dios, pasará lo que estáis viendo: no tendrás ni una sola foto.
Agradecimientos
Sin especificar, a todos los que me dais ánimos, en especial a los que escribís aquí, de todos vosotros me acordé; pero permitidme una especial mención a Seza y a Nacho Cembellín, quienes han sido los que desde el primer día de mi fractura de clavícula me hicieron sentir y saber que me recuperaría, me recuperaría bien, y podía aún incluso hacer mi temporada.
Y a mis mangurrianes, claro ;-).