viernes, 29 de febrero de 2008

Por un mínimo cambio de look

¡...gen Santa! Me he hecho con el gorrito natatorio aguaverdiano, he ido a estrenarlo a mediodía... ¡y ahora El Culebrillas se deja adelantar! (Como no se meter emoticones aquí, imaginaos uno cayendo de culo). ¿Es el aguaverde tan famoso y temido? :-D ¿Es solo porque pone "triatlon"? ¿Será capaz acaso de leer esas cosas entre sus movimientos espasmódicos? No salgo de mi asombro.

Bien, el caso es que el domingo es el duatlon de Rivas, que gané el año pasado, por supuesto... no se presentó nadie más de mi categoría, pero eso no es culpa mía, si leen mi nombre y se acojonan, se siente... :-D Pero este año hay nueve yayas inscritas (y la súper yaya Cheli, a la que no cuento con ganar ni de coña), y mi en este momento me duelen:

  • El hombro derecho (trapecio, deltoides, infraespinoso... y su vecindad)
  • La zona lumbosacra (y su vecindad también, para que no haya favoritismo)
  • El gemelo izquierdo (el derecho seguramente estará más tieso, pero es mucho menos llorón).
Hala, con esto ya voy llorada a Rivas, que luego ahí no me dejan, y para eso este es mi blog, ¿no te digo?

viernes, 8 de febrero de 2008

El culebrillas

En la piscina de Pueblo Nuevo, como en casi todas las del Ayuntamiento de Madrid, las calles del público (esto es, donde no hay clases y están para nado libre) están señaladas con un letrero. Hasta el año pasado, ponía "Nado libre" y respectivamente, "Lento", "Medio" o "Rápido". Desde enero, lo que pone es "Nivel Alto", "... Medio" o "... Bajo". Bien, las reacciones que esto suscita en el ser humano son francamente interesantes, pero sería más adecuado que lo desarrollara Natrix, porque tiene miga. Como estamos en el blog de Nutria, me ceñiré al caso particular del "El Culebrillas".
También conocido como "El Salpicón", prometo que si algún día se confirma que padece algún tipo de discapacidad o enfermedad psíquicas, me desdeciré, disculparé y viviré humildemente el resto de mis días. Pero a decir verdad, cuando uno lo ve fuera del agua, parece un ser humano bastante estándar.
Pero en cuanto cae en el agua se transforma en un ser anormal, ávido de venganza contra Poseidón, o algo así, y golpea el agua con saña. Está, ¡por supuesto! convencido de que nada como Dios, así que, como ya todos mis astutos lectores sospechaban, recala en la calle rápida. Efectivamente, mueve los brazos con bastante rapidez y gran potencia... Potencia que desperdicia en todas y cada una de sus brazadas retorciéndose como una anguila eléctrica. Me he molestado en contar las brazadas que da por largo, el jodío. Da treinta y tres.
Nutria no lleva ese nick porque nade de la hostia. Es por lo que le gusta jugar en el agua. Pero bueno, puede decirse que nada bien. No espectacular, pero sí decente. Nutria da a lo sumo veintitrés brazadas por largo. Y Nutria recala en la calle de nivel alto, por ausencia de nadadores de mayor nivel; a veces se pone en la calle de nivel medio, sobre todo si hay que hacer mucha técnica, pero en general la gente va lenta y no se puede hacer un nado fluído.
Bueno, obviamente Nutria y El Culebrillas coinciden en la famosa calle rápida por lo general. Así que os contaré como fue el caso ayer, que es bastante representativo del desarrollo habitual del contencioso.
Me pongo a calentar; suelen ser bastantes largos, generalmente a crol, sin llevar ningún ritmo en especial. Al poco alcanzo a El Culebrillas. Le toco los pies. Esto en la piscina suele significar "te estoy alcanzando y quisiera adelantarte". Pero Culebrillas interpreta "Oso creer que puedo nadar más rápido que tú". Así que aviva el ritmo. OK, por mi encantada. Al poco, como se cansa, le vuelvo a alcanzar y a tocar los pies, y se repite la escena.
En su momento, acabo el calentamiento y llega algo de técnica: punto muerto, piernas, tracción... que es interpretado por Culebrillas como "este infraser está nadando a perrito o haciendo el tonto". Bueno, es comprensible. Obviamente, me adelanta (nota: en la calle nivel medio esto no es tan obvio, ¡hay cada centollo!).
Se acaba la técnica y empiezan las series. Las primeras suelen ser a ritmo ligero o medio, así que alcanzo a Culebrillas, le toco los pies, y me pongo en paralelo para adelantarle. ¡Intolerable!, piensa él, y acelera con energía. Pero no se me puede quitar de encima; así que nado con el hocico pegadito a sus corvas, y como el pollo va haciendo medias espirales, me llevo alguna patada, que él no se molesta en suavizar. Ay, pajaro. Pero chico, si más cornás da el hambre. Yo, ese tipo de cosas, me lo tomo como parte del entrenamiento: en el triatlón, salimos todos a mogollón intentando pillar la ruta más corta, con lo cual, en los primeros doscientos metros te caen unas sobas importantes. Así que yo, inasequible al desaliento, sigo toqueteando las pálidas piernas de Culebrillas, que la pobre criatura se está metiendo un tute bastante importante, pero antes muerto que adelantado por una miserable hembra... porque si es Gaizka quien le adelanta, juro por mi santo patrón que a los pocos metros le deja, aunque vaya a mi misma velocidad.
Pero hete aquí que llegan las series rápidas... ahí me viene de perlas. Se resiste como un condenado. Hemos llegado a hacer tres largos en paralelo el año pasado, y si hay más gente en la calle, que se joda, que el Culebrillas muere pero no se rinde. En las series rápidas le adelantaría... pero tiene la suerte de que suelen ser cortas, de cincuenta o cien metros, y entonces paro al borde y él sigue... supongo que muy satisfecho, y convencido de haber vencido por agotamiento a ese insecto hembra que se cree que puede nadar como los hombres de verdad.
Sic transit gloria mundi, o algo así.