domingo, 9 de diciembre de 2007

Salida en bici en solitario

Esta mañana he salido yo sola con la bici, como por otra parte suelo. Cuando Fede salió hacia el trabajo, yo salí hacia Robledo de Chavela con el coche, para empezar mi ruta desde allí.

Debí salir hacia las 13:30. El comienzo de la ruta baja hacia el río Cofio, así que antes de lo que acostumbro meto plato y me dejo ir. Voy comprobando que el viento sopla fuerte, y no me hago ilusiones respecto a lo que me espera al entrar en la provincia de Ávila, pero lo cierto es que la temperatura es buena y yo voy bien abrigada. pero preveo que va a ser duro.

Primera subida, desde el río Cofio hasta Valdemaqueda, dura pero como siempre. Apenas hay tráfico. Cruzo Valdemaqueda, y me adentro en los pinares. Efectivamente, casi como por arte de magia, según voy penetrando en Ávila el viento arrecia, y según voy bajando hacia el río Palizas, compruebo que ni siquiera bajo a más de 45 km/h, en una zona donde suelo alcanzar los 60.

Muy poco tráfico, mucho silencio, sólo el viento y los diversos elementos de la bici que rozan levemente, o emiten un pequeño chirrido suave. Todavía no he hecho más de tres veces esta ruta y siempre hay un collado que se me olvida, o una cuesta con la que no contaba. Empiezo a tener sed, y aunque voy bebiendo del bidón, me propongo beber una lata de aquarius en Hoyo de Pinares. Aunque previamente tengo que afrontar la bajada a la población, en la que el viento intenta zarandearme hacia el otro lado de la carretera.

En Hoyo paro en la gasolinera y compro mi ansiado aquarius. Mientras lo tomo, aparece un gordo en un quad, provocando mis habituales despectivos pensamientos hacia esos cacharros. Un pis, y afronto la vertiginosa bajada hacia el río Becedas, que cruzo aquí por primera vez. En esa bajada toco mucho el freno; es corta, pero tiene una pendiente probablemente superior al 12%. Y la subida que le sigue seguramente también.

Bajo ya hacia Cebreros, y mientras el viento amenaza con tirarnos a mi y a la bici a la cuneta de la izquierda, voy acusando un cierto cansancio y alegrándome de que las peores cuestas arriba hayan pasado. Desviación rápida hacia Robledo, y durante algún que otro kilómetro agradezco que por fin el viento venga de atrás. Están ensanchando la carretera; por un lado me alegro un poco, así será más segura para ir en la bici, pero por otro lado siempre me duele que le vayan conquistando terreno al campo para meter coches. Espero que no aumente mucho el tráfico. Por cierto, un idiota me adelanta sin respetar el metro de incertidumbre.

El paisaje sigue siendo precioso, pero ya no me puedo relajar, las obras han dejado gravilla y baches en la carretera, y aunque no tengo ningún percance, no me dejo ir más allá de los 50 km/h. También van a cambiar el puente del río Becedas, al parecer.

De nuevo subida, y ahora ya empiezo a estar realmente cansada. No obstante, sé que a partir del río Becedas no me quedan más de 45 minutos a Robledo, ya que cuando estaba en el grupo E de entrenamiento y Pablo nos ponía hora y media de bici, normalmente llegaba más allá de este punto. Así que afronto el tramo de la carretera hasta el desvío a la estación de seguimiento de satélites, pero cuando llego y corono la cuesta, decido parar, descansar y comer algo; esto se alarga y no quiero experimentar por fin lo que es una pájara, y menos el día que voy sola. Sin embargo, no siquiera desmonto de la bici; me como la barrita de pie, bebo, y empiezo a pensar en la chocolatina que me espera en Robledo.

Lo siguiente es la bajada de nuevo hacia el Cofio, en la que como siempre disfruto mucho, ya que es fácil y rápida, te puedes dejar ir sin tocar freno. Aunque el tráfico ha aumentado un poco. Y luego viene lo peor. Cuatro subidas, dos fuertes y dos menos duras, seguidas por pequeñas bajadas, que van poco a poco machacándome. El culo va ya partido en dos y, tras mucho sufrir, mientras el sol va declinando, alcanzo el cruce con la carretera de Robledo, y sé que ya sólo me quedan 3 kilómetros de sufrimiento; en realidad ya no estoy disfrutando, sólo estoy molida y quiero acabar. Lo cual ocurre sin mayores percances al poco rato.

Y ahora que ya he descansado toda la tarde, me encanta haber hecho esa ruta por primera vez sola. Me ha salido un mierda de media, 18 y pico km/h, pero he estado muy a gusto con mis pensamientos, y he sabido vencerme. 2 horas y 39 minutos para 49 km, pero dos horas cuarenta conmigo misma y mi inmediato problema leve de acabar la ruta era exactamente lo que necesitaba para olvidarme estas tres semanas de estrés y horror. Y ahora me duelen las piernas, pero por fin estoy tranquila.




domingo, 4 de noviembre de 2007

Nueva temporada

Bien, por fin mañana empieza la nueva temporada de entrenamientos, y me muero de gansas, dentro de que hoy me he hecho 46 km con la bici, pero con un perfil muy duro, por lo que me ha salido una media de 20 km/h. Sobre todo al final. Eso de vivir en San Lorenzo de El Escorial ("El Escorial de Arriba") hace que, si sales desde casa con la bici, todas las llegadas sean en alto... las patas bien cargadas.

Lo que me preocupa son las lesiones. El año anterior, después de 9 meses en el dique seco (tendinitis del aquíleo, fisura de la cabeza del radio, salmonelosis) empezaba en blanco, con el cuerpo un poco flojo, pero sin dolores; este, empiezo con pequeños dolores, dolorcillos y dolorcines. Que si el gemelo izquierdo y el aquíleo de marras. Que si sobrecarga en el hombro derecho (del p... ratón, o sea que no me voy a extender mucho). Que si tendinitis del rotuliano derecho. Que si la zona sacra - lumbar (aunque eso va mejorando). Es que me dejo un presupuesto mensual en fisioterapia.
En fin, a ver si con el trabajo de fuerza de este principio de temporada se me van quitando estas pegas. Deseadme suerte.

domingo, 28 de octubre de 2007

La cara A

Señores: he tenido que crear otro blog porque esto es una mariconada. Lo confieso. Cuando cree este, fue para poder dar rienda suelta de forma anónima a mi bilis milenarista y neomalthusiana. Y dos meses más tarde, hete aquí que me encuentro hablando de cosas muy gonitas, mis gatos, mi bici, y hasta mi mami. Por si alguien va y me lee.




OK, pues esto va a quedar como la cara A de Concha. Quien quiera un blog amable, donde al final muestro más o menos lo mejor de mi misma (Dios, si incluso el post de "El tráfico y yo" me ha quedado políticamente correcto) que lea éste. Cuando uno se aburra y quiera leer barbaridades, que lea el otro: natrixnatrix.blogspot.com.




En este soy Nutria: ese animal simpático y tierno que juega en el agua (bueno, y se trapiña alguna trucha, pero el pescado no suele despertar instintos tiernos en el ser humano). En el otro soy Natrix natrix, la culebra de agua o culebra de collar, que se parece a una víbora como modo de defensa, no despierta ninguna simpatía, come ranas e insectos y si la agarras suelta un líquido repugnante que te deja oliendo a podre varios días.




domingo, 14 de octubre de 2007

Mis gatos

Sí, hoy por fin les toca a ellos. Hoy os los presentaré; otro día os cuento sus biografías, en cuanto se entrelazan con las de Fede y esta servidora.


Empezaré por Louise. Sí, es chica; es, por supuesto, la hermana de camada de Thelma. Es guapa, guapa. Tricolor, a manchas en tonos pastel. Os la mostraré:





Es la matriarca. Cuando uno tiene cuatro gatos, lógicamente se establece una jerarquía social. Louise, por tamaño y empaque, por ser tan seriecita pero al mismo tiempo tan cariñosa, es la hermana mayor. Ella y yo nos pasamos las tardes comiendo mierda (curiosa expresión cubana) en el sofá, mirándonos a los ojitos y diciéndonos tonterías. Ella me amasa (sumamá, llama a eso el escritor Antonio Burgos, cuyo libro Gatos sin Fronteras recomiendo) y lo le rasco la barriga; ella me lava la mano con su lengua áspera y yo le acaricio en la base de las orejas. Ahora escribo, y ella me mira :-) .




Thelma también es muy guapa, y también tricolor. Es ésta:

También nos queremos mucho, y pasa bastantes ratos conmigo en el sofá, pero tiene un serio problema: es horriblemente miedosa. Y claro, es la víctima de todos los demás. Hay que echarla de comer aparte, literalmente, y no porque se crea muy especial ella, sino porque si no, los otros dos no la dejarían probar bocado. Así que siempre va de refugio en refugio, furtiva ella, aunque hay que decir que últimamente ha debido tocar fondo y ha decidido contraatacar. Total, va a cobrar lo mismo...


Yoshi es el gato más simpático que he visto en mi vida. Rubiete él, cuando llegas a casa sale a tu encuentro y hace grandes caballitos para que le acaricies. ¡Da gusto volver al hogar :-) ! Le gusta mucho jugar con su sobrina, a quien presentaré en el párrafo siguiente, y duerme frecuentemente abrazado a ella.


Este es Yoshi.





Y por último, está Morcillas. Cuando cuente su biografía se entenderá semejante nombre. Es negra como su alma condenada; porque es malona, malona. Activa, salvajuna, actualmente es el mayor depredador de la casa; y es frecuente ver su imagen, negra como el carbón ella, y mirándote con sus ojos amarillos muy abiertos, de hito en hito, como si fuera la gata del Maligno. Desgraciadamente, acabo de comprobar que las fotos que tenemos de ella son anteriores a nuestra era digital; pero para el próximo día que hable de mis gatitos, prometo haberla retratado convenientemente.

miércoles, 10 de octubre de 2007

La bici, de cero a cien

En la página del Aguaverde, en un post del foro que quiere hacer recapitulación de la temporada recién acabada, he hecho un pequeño resumen de mis progresos con la bici. Pequeño sobre todo porque es un foro y no es cuestión de marear, pero la verdad es que como yo misma alucino, quiero explayarme más.


De pequeña no tuve bici. Somos siete hermanos, y aunque mi padre es médico, se dedicó a médico de pobres (o eso dice mi madre) y en casa sólo había cuatro bicicletas, dos grandes para Antonio y Paloma, y dos medianas, para Rafa y Miguel. Como Mari Carmen y Rafa tampoco eran muy dados al tema, con eso les bastaba. Para mi no había. Casi siempre jugábamos a Los Cinco, por lo de la colección de Enid Blyton, y a Nutria le tocaba hacer de... sí, lo habéis adivinado: el perro Tim, que corría tras las bicis.

Bueno, supongo que es una manera como otra cualquiera de iniciarse en la carrera de fondo.

Cuando ya mis hermanos se fueron haciendo mayores y pasaban de veranear con mis padres, hete aquí que quedó un poco a mi disposición la bici mediana de Mari Carmen. Yo ya tenía catorce años, y fue mi primera experiencia sobre una bici. Aprendí a montar en línea recta. Podía dar curvas bastante abiertas; para 90º o más, debía desmontar.

Pasaron los lustros, y con unos 28 años me fui a pasar quince días con mi entonces novio a Formentera, lugar donde es bastante práctico desplazarse en bici, pero no progresé grandemente; eso sí, a la vuelta nos compramos unas bicis. Por diversas circunstancias que ahora no voy a relatar, pero que tal vez lo haga algún día por que tienen su miga, creo que no le hice a la bici ni 20 kilómetros.

Volvieron a pasar los lustros, esta vez menos, y empecé a hacer carrera popular de fondo. Así que dispuesta a conservar mi forma sin perjudicar mi recuperación después del maratón de Madrid, adquirí una bici de montaña en la que progresé un poquito más; ya podía dar curvas de unos 90º, e incluso, poco a poco, aprendí, en las bajadas, a ponerme de pie sobre los pedales para salvaguardar mi culo en los baches.

En el año 2006 me meto en el club de triatlón Aguaverde, y empiezo a sacar la bici, y además me compró una de carretera. Pero antes de hacerle más de 50 km, consigo romperme el codo con la de montaña al estrenar los pedales automáticos (ya sabéis los que seáis ciclistas: ese terrible segundo en que te das cuenta que has frenado pero no has sacado los pies de los pedales). Cuando ya casi estaba curada, me pillé una salmonelosis. Así que hasta agosto no volví a coger una bicicleta.

O sea, punto de partida de esta temporada: Nutria monta más tiesa que un palo en una bici con pedal automático. Al final de la temporada (por favor, den rienda suelta a su hilaridad, especialmente los ciclistas y triatletas consagrados -que se que me leen a miles, no lo nieguen-):
  • Soy capaz de beber en marcha
  • Puedo sacar el bidón trasero y delantero sin problemas.
  • Soy capaz de montar solo con la mano derecha durante largo rato
  • Soy capaz de montar solo con la mano izquierda durante unos instantes
  • He aprendido a montar de pie, y ya puedo estar algo más de 100 metros
  • Se cambiar las cámaras (pero no repararlas)
  • Puedo mirar fugazmente hacia atrás
  • Puedo meter la mano izquierda en los bolsillos del maillot
  • He pasado de una media de 18 km/h en los entrenamientos a 22

Se que se están descojonando, pero no olviden que hace un año pensaba que jamás de la vida sería capaz de nada de eso. Pero además, y según se desprende fácilmente de la lectura de la lista anterior ¡todavía tengo un enorme margen de mejora!



lunes, 1 de octubre de 2007

Seat Cafre

Por Dios, hay gente que no se si lo hace para vender a toda costa o porque de verdad son así.

Recientemente ha salido un anuncio en televisión (los anuncios televisivos y sus horrores de diversos tipos darían para llenar miles de blogs) en el que sale una rambla en un desierto, por la que rueda un cardo corredor, mientras una voz en off dice: "La naturaleza puede ser un poco aburrida..." y acto seguido te invita a "disfrutarla" haciendo un trompo con el último modelo de Seat.

Madre del amor hermoso. Igual hay gente que de verdad piensa que eso es disfrutar de la naturaleza. Que creen que el campo no es de nadie y por tanto es un buen sitio para destrozar. Así que al publicista en cuestión y al directivo de seat que dio el visto bueno les llevas al desierto y no ven más que una nada gris. Pues qué pena.
Señores, en un desierto hay procesos ecológicos tan variados e interesantes como en cualquier otro ecosistema. Las adaptaciones de la flora y fauna (que puede ser muy rica y variada) a la sequía y a la oscilación térmica son enormemente interesantes y contienen un montón de enseñanzas para esta puerca Humanidad derrochadora.
Pero es que además, el desierto es bonito. Que le pregunten a muchos que lo han cruzado. Las noches tienen mogollón de estrellas, las salidas y puestas de sol son espectaculares y hay formaciones geológicas enormemente interesantes y estéticas. Por no hablar de la frágil ruptura de la monotonía que suponen los esporádicos bosquetes de vegetación arbórea xerófila.
Y es un lugar excelente para encontrarse uno mismo. La experiencia de desierto te obliga a buscar en tu interior, ya que los sentidos han agotado el exterior por la frecuente monotonía del paisaje, que también la hay. Así que el creativo ese y el directivo de marras, me temo que no tienen mucho en su interior. O lo que tienen en su interior es realmente poco satisfactorio, y al igual que esa gente que va con la radio del coche a todo volumen para no oírse jamás, necesitan llenar ese vacío o tapar ese basurero con el polvo que levanta su, eso sí, super ferolítica tracción a las cuatro ruedas.

viernes, 28 de septiembre de 2007

Planes para la temporada triatlética 2008

En realidad, con que se diera la mitad de bien de lo que se ha dado la de 2007, acerca de lo cual ya me explayaré en otra entrada, ya estaría bastante contenta...



A nivel entrenamiento:


  • Seguir mejorando en la bici, aún tengo mucho margen...

  • Mejorar en carrera a pie. Casi debería decir no seguir empeorando, pero este desastre hay que remediarlo (no pongo los ritmos a los que me salen los rodajes este año por vergüenza).

  • La natación se puede mantener, aunque claro, si aumento en velocidad, pues mejor

A nivel competición:



  • Pocos duatlones y cortos (ya veréis, al final acabaré haciendo el Campeonato de España)

  • Algún triatlón en la primavera temprana por la costa (Cartagena, Cullera?)

  • Los triatlones de la Casa de Campo, por supuesto

  • Pálmaces, si lo negocio bien con Fede (si lees esto di que sí, ¿vale amor? :-D )

  • El Campeonato de España... ¡que cambio de grupo de edad!

Todo esto si las lesiones me respetan (me van a respetar, por que voy a hacer una pretemporada óptima y voy a ser muy concienzuda y cuidadosa) y me coinciden bien los fines de semana con las libranzas de Fede y otras obligaciones familiares... que hay más cosas aparte del triatlón en la vida.

miércoles, 26 de septiembre de 2007

Úbeda: Campeonato de España de Triatlón - Grupos de Edad


A decir verdad, esta competición me ha impactado, así que lo siento, chicos, toca tocho. Por cierto, copio literalmente lo que sigue de mi crónica en el foro de Aguaverde (mi club de triatlón).

NATACIÓN: Disfruté. El agua estaba en su punto; las referencias buenas, y mis sensaciones mejores. Hice un tiempo muy bueno, el tercero mejor de mi grupo de edad. Todo fue perfecto……salvo cuando ya en pleno pseudo sprint, a la vista de la alfombra azul, saboreando la gloria, me ensarté en un puñetero árbol como un maldito pollo , y juro por mi santo patrón que incluso tuve que parar a soltarme el tritraje entre grandes juramentos, que si es verdad que el sonido se transmite muy bien por el agua, se debieron oír en Sanlúcar de Barrameda.
Pero mi valoración de este segmento es muy buena.
1ª TRANSICIÓN: a mi estilo, tranquilona, que luego venía una rampa muy mala, y además, total, a las chicas nos tocaba empujar la bici cuesta arriba la media milla de boxes que había…
BICICLETA: Está bien. Todos sabemos que Úbeda está en lo alto de un cerro. Vale. Pero no de tres cerros consecutivos, c***ones.
Al principio incluso pillé un grupete y fui a rueda, pero pronto me perdieron (ellas por adelante, supongo que ya os lo imaginabais). En seguida, primer requetecuestón en el que incluso algún yayo ya petó. ¡Bendito sea mi nuevo plato compact! Eso sí, está un poco mal ajustado y ese desarrollo que llevé buena parte del camino (ejem, plato tamaño tuerca – piñón tamaño paellera) rozaba un tanto con el desviador, haciendo un ruido de carraca que el público supongo atribuía a mis articulaciones viendo el careto que debía llevar. Después de muchas cuestas parriba y pocas pabajo, tras pasar Baeza, ¡por fin! la cuesta abajo… y resulta que tenía un firme como de la hija de Francisco Garse. La gente perdía, con tanta vibración, la bomba, el bidón, y me temo que alguno hasta los empastes.Y luego se volvía a subir, al principio razonablemente, luego por el carril de vehículos lentos, y cuando ya estabas por fin en Úbeda, otra bajada con firme infame, que acababa en una curva de pánico tras la cual venía LA MADRE DE TODAS LAS CUESTAS de unos 800 m. En esa curva vi cuasi piñazos, salidas de cadena, etc. Y oí peores lenguajes que el mío que ya es decir.Cuando por fin solté la bici (prácticamente la arrojé con despecho en manos del amable voluntario) me había salido una pastástica media de 17,9 km/hora. Y no fui la tía más lenta, a decir verdad.
2ª TRANSICIÓN: me la tomé con mogollón de calma, ¡nos ha jorobado!, con la que llevaba encima, como pandar con prisitas
CARRERA A PIE: en la primera vuelta estaba convencida de que los vastos internos (las cabezas del cuádriceps que van por la cara interna del muslo) iban a estallar, así que pillé el trote cochinero. En esa vuelta, me crucé con Ishtar, que iba la tía corriendo (era su última vuelta) con una sonrisota de oreja a oreja, para lo cual, como bien sabemos, tenía sobrados motivos :-) . Bueno, pasé de vastos y de angostos, y seguí con mi trote. En la 3ª vuelta ya sentí ese vago sabor como a acetona en la boca, que suele indicarme que el depósito de gasolina no está ya ni en la reserva, pero dije, hija, ya pa lo que queda… También tenía una ampollillas en la planta de los pies, y eso que iba con calcetines, pero esto lo pongo sólo para hacerrrrrme la dura, porque en realidad, a mí en caliente las ampollas me dan bastante igual.
Y en estas cruzamos la meta. La carrera, a 6:18 el km, y me doy con un canto en los piños.
3ª TRANSICIÓN: Acabé tan hecha polvo como cuando el maratón. No podía ni hablar ni quitarme el chip. Buscar el powerade ese, apretarme dos botellas seguidas, buscar el melón, apretarme dos rajas seguidas, reptar de puestecillo en puestecillo recogiendo gafas, bici, zapatillas, etc. (eso de que cada transición esté en un rincón distinto de la geografía española es un c***azo) y luego reptar hasta las afueras de Úbeda, donde teníamos el coche aparcado (con cerveza con limón a mitad de camino para aguantar el tirón) y arrastrarnos hasta Torres. La verdad es que sentí muchísimo no quedarme un rato y ver y charlar con todo el mundo, y especialmente no haber estado en la entrega de medallas a Esther y haberla aplaudido y ovacionado como se merece. Para mi eres la mejor, tía, y lo que aún está por llegar, madre mía . Felicidades a todos, que creo que lo hicisteis muy bien; no quiero saltarme a nadie, pero lo de Joserra estuvo en ese nivel espectacular al que nos tiene malacostumbrados, y krt y sermor bestiales también.
VALORACIÓN GLOBAL PERSONAL: pues puede que mi tiempo visto desde fuera sea una kk (3:46) , pero yo estoy súper contenta. Como algunos ya sabéis, me lesioné en Cantimpalos, el 18 de agosto, y desde entonces, mi entrenamiento se ha reducido a natación (y eso sí que me salió bien) y un par de días de running pool; unas dos horas de bici en llano, para probar el plato nuevo y 25 minutos de carrera a pie. Con eso y todo, cumplí más objetivos que con los que contaba: 1) Acabé la prueba, 2) No fui la última, 3 y de regalo) No se me resintió la pata lesionada. Y además lo pasé muy bien. Ya os digo, que lo único que siento es no haber convivido más con la gente (¡cachis, y ese podio de Ishtar!), pero al menos la convivencia con Txapel me resarció algo.

jueves, 20 de septiembre de 2007

¿Hay que ser joven?


A mi madre

Tengo 44 años. Uno de estos días me acordaré de poner una foto mía, a ver si puede ser más o menos actual, y entonces el posible lector diría, ni de coña, esa es de hace unos diez años. Es cierto que no los represento, y la gente me lo dice a veces como un cumplido.

Supongo que lo es. Pero no estoy de acuerdo con esa visión.

Durante la inmensa mayoría del tiempo que el género Homo ha estado dando por saco en este planeta, llegar a la edad que yo tengo era todo un logro. La gente aspiraba realmente a cumplir cuarenta años, benditos sean los dioses, ya he cumplido treinta y cinco... y ahora se escucha justo lo contrario.

Cuando uno era joven (digamos hasta los veintipocos), en todo ese largo período, bueno, era algo más ágil, tenía mayor potencia sexual tal vez, y quizá más fuerza y resistencia. Quizá. Sí, era la plenitud de la vida... en el aspecto físico. Pero luego se entraba en el Consejo de Ancianos, aspiración legítima de todo jovenzuelo. Ahí estaba la sabiduría y la experiencia. Ahí estaban los que sabían distinguir las pisadas de un depredador de los ruidos de fondo del bosque; los que sabían donde encontrar agua en verano; los que ya encendían fuego a la primera. Y así continuó siendo incluso ya entrados en la historia. Hasta principios del siglo XX, la literatura ensalzaba las glorias de la juventud, pero también valoraba mucho la experiencia de la madurez. Resumiendo, está bien ser joven, pero también está bien ser maduro y ser viejo.

Pero llega la segunda mitad del siglo XX, el crecimiento económico y demográfico tras la guerra en el mundo occidental, y algún avispado repara en que la pirámide de población está ensanchando considerablemente por su base... ¡albricias! ¡Menudo mercado potencial: los jóvenes, que son muchos y ahora tienen mayor poder adquisitivo! Y entonces, la publicidad se dirige mayoritariamente a ellos, dorándoles la píldora: Qué grande es ser joven. Y de ahí se pasó a ensalzar la juventud, no por los evidentes valores y ventajas que conlleva (vigor físico, entusiasmo, ilusión, etc.) sino en sí misma. El simple hecho de ser joven es un valor, ahora, y la vejez es un defecto en nuestra sociedad. :-?

Antes, las mujeres maduras ocultaban su edad sólo porque haber superado la edad fértil las hacía, como es normal en una población con una mortalidad infantil alta, menos deseables; ahora lo ocultan por el simple hecho de que a la gente le da vergüenza ser viejo.

¿Que si me gustaría tener otra vez 25 años? Por Dios, denme sólo el cuerpo, y eso que el mío no está nada mal; pero por favor, déjenme ni alma actual, y dejen que vaya evolucionando, junto con mi cuerpo, a lo largo de las sucesivas etapas de la vida con su correspondiente sabor; y cuando tenga setenta y cinco años, si quieren hacerme un cumplido, háganme un favor: llámenme vieja con la admiración y el respeto de los que pueda haberme hecho merecedora por entonces.

sábado, 15 de septiembre de 2007

Estreno de grupo motor

En el origen de la actual reacción social contra los malos tratos, intervino entre otros un libro del Dr. Miguel Lorente Acosta llamado "Mi marido me pega lo normal". No voy a hablar aquí del penoso tema de los malos tratos, sino que el título me sirve para expresar bien la conclusión a la que, con alegría, llegué el viernes por la mañana: Mi pata me duele lo normal. Creo que con esto me entenderán casi todas las atletas y triatletas cuarentonas, y buena parte de los fisioterapeutas. Así que, con la aprobación de mi fisio (Laura, un beso para ti) tímidamente he empezado a hacer un poquito más de entrenamiento.
Ayer fui al gimnasio del pueblo, y estuve en la elíptica 25 minutos. Tenía pensado hacer 20, pero las sensaciones fueron buenas y tenía muchas ganas; no las dejé pasar, aunque sin excederme.
Así que hoy, sábado, tocaba ¡por fin! estrenar el nuevo plato compact de mi bici flaquita. Y como era con pata recién recuperada, ha sido como estrenar el grupo motor.
Qué delicia. Obviamente, entre las semanas de parón y que tampoco es que cuando no estoy lesionada sea Joane Somarriba, no era cosa de hacerse la Clásica de los Puertos Madrileños, así que opté por un recorrido llano de una hora aproximadamente: Cerceda - Manzanares el Real - lo que diera de sí en dirección Soto del Real.
Felicidad. La pierna responde; la temperatura acompaña; los cambios funcionan; estoy a gusto con el nuevo plato. Al final, llegué hasta Soto, disfrutando del paisaje, del día, y de mi anatomía recuperada, me salió un tiempo de 1:12 y treinta kilómetros y medio. Después, estirar la musculatura y ¡oh, milagro! ¡La pierna estaba mejor después del ejercicio que antes! Loado sea Jehová excelso. Obviamente, fui suave, los experimentos hay que hacerlos con prudencia, todavía hay que llegar en condiciones el sábado próximo a Úbeda.
Mañana, un poquito más largo: Cerceda - Manzanares - Soto del Real - Colmenar Viejo - Cerceda, ya con alguna cuestecilla chica. ¡Deseadme salud!

martes, 11 de septiembre de 2007

El tráfico y yo

Precisamente para disponer de tiempo para entrenar, fue por lo que empecé a bajar a trabajar en coche. Realmente, eso no me hace sentir bien. Otro día hablaré de mi postura frente al calentamiento global, etc., y me justificaré (si puedo, que lo dudo) por el desatino.

Y desde luego, no me hace sentir bien por la cantidad de bilis genero. Todos los españoles (y probablemente también todos los extranjeros) nos creemos que conducimos como Dios y en cambio el prójimo conduce de puta pena. Pues habría que hacer como a veces se hace en natación; que nos filmaran conduciendo un buen trecho: ciudad, autopista y un puertecito de montaña.

Yo además tengo delito. No, no, NO voy muy rápido, señores de la DGT, no siempre la cosa está en la velocidad. Muy rara vez paso de los 130 (km/hora, por cierto, no m/s como sería teóricamente lo legal :-D ); y sin embargo tengo una conducción tirando a rápida... y con frecuencia violenta. Y es que el ser humano medio, señores, cuando se pone detrás de un volante se convierte en un ser anormal.

En las "vías de gran capacidad" (uséase, autopistas de tres y cuatro carriles), existe un desmedido horror al de la derecha... que yo no profeso (¡bien!), así que lo aprovecho para adelantar a los que en ese momento circulan por los del centro (mal) mientras en mi fuero interno les tildo de gusarapos y sinsorgos y les desprecio (también mal).

Y hay una cosa que realmente a saca a la luz lo peor de mi (y como estáis leyendo, va siendo ya bastante mala la cosa): las salidas de una vía rápida para incorporarse a otra, por ejemplo, salida de vía de circunvalación (M-40, SE-30, Ronda litoral) para incorporarse a nacional radial (A-4, N-II, A-5). Con frecuencia se organiza una cola para coger el carril de deceleración, que puede llegar a ser muuuy larga. Así que no falta el listillo que se incorpora en los últimos metros, haciendo frenar o molestando a los que vienen detrás y tan paciente y solidariamente han esperado su turno. Eso, por mi santo patrón que me convierte en psicópata asesina. Les mataría de mil maneras. Así que, en las susodichas colas, que yo espero pacientemente (¡bien!) todo mi empeño es no dejar el mínimo resquicio por el que se cuelen los chulitos, aunque eso suponga pasarme por el forro la distancia de seguridad (mal).

Veo que me va quedando larga esta entrada, y es tarde y yo madrugo mucho (precisamente para no pillar mucho tráfico, jeje - y para tener tiempo de entrenar, eh), y como este tema me da para echar otros mil breves espumarajos, creo que lo retomaré otro día... Continuará.

domingo, 9 de septiembre de 2007

Un domingo lesionada

En realidad no es para tanto. ¿O si lo es? Desde el duatlón de Cantimpalos, el 18 de agosto, tengo una inflamación de la inserción miotendinosa del tríceps sural. Vamos, para entendernos, que donde los gemelos se convierten en tendón de Aquiles me duele. Es como un escozor. El caso es que va mejorando, pero como el baile, dos pasitos p'alante y uno p'atrás. El caso es que va esto y me pasa cuando mi próximo objetivo está cercano: el Campeonato de España de Grupos de Edad, en Úbeda el 22 de septiembre. Y yo sin poder correr ni andar en bici. Sé que voy a estar bien, o casi, para ese día; pero anda, que lo que estoy entrenando... Así que yo para el campeonato antes tenía dos objetivos: 1) acabar, y 2) no ser la última. Bien, pues ahora, la cosa se ha reducido a un único objetivo...
Bueno, al menos me dejan nadar, y el caso es que me da la impresión de que mi brazada últimamente es más potente. Claro, ya me vale, si es lo único que hago. No, bueno, y aquarunning. Eso consiste en tirarte al agua donde no hagas pie y hacer el gesto de correr. Y es un coñazo... Sobre todo en la piscina. Hala, cuatro larguitos, cinco respiraciones y seguimos, otros cuatro o cinco larguitos, y así sucesivamente. Así que hoy, que además cerraba la piscina de mi pueblo por la Romería, pues me he ido al embalse de San Juan. Eso tiene la ventaja de que el paisaje es más variado, te pones metas más sugerentes del tipo "hasta esa piedra no descanso" , "hasta ese tronco" y ver como el público pesca o hace el cafre por los alrededores (el pantano de San Juan es ideal para ver peña haciendo el cafre).
No se aguanta mucho haciendo aquarunnig, quiero decir, no tanto como corriendo, aunque no tengas que transportar tu peso ni sufrir el impacto a cada zancada, tienes que vencer la resistencia del agua, mantener la gaita fuera del agua (ventaja para las chicas, que llevamos bastante flotador incorporado) y en mi caso, hoy a la vuelta he confirmado lo que empecé a sospechar el otro día: al menos en verano, la corriente en ese embalse se dirige hacia el oeste (aguas arriba). Así que los cuarenta minutos creo que han cundido.

sábado, 8 de septiembre de 2007

Por fin me decido

Cuando yo era pequeña escribía muy bien. Sí, aunque parezca mentira. Recuerdo (y esto también parece mentira) que a los tres años leía de corrido, y empecé con novelas juveniles a los siete años. Con doce, mi padre me daba a leer a los clásicos (lo siento, Oso, no fui capaz de terminarme Jeromín). Mis profesoras de lengua y literatura me auguraban buen futuro en Filología... pero yo ya sabía desde los once que quería ser ingeniero de montes.
Lamentablemente, el efecto de una ingeniería y otros avatares que pasaron sobre mi en aquellos largos años, debieron borrar bastantes capacidades en mi cerebro. Si con diecisiete años y un bolígrafo en la mano escribía un relato del tirón, con treinta y cinco y un procesador de textos no era capaz de escribir un párrafo que me dejara satisfecha.
Pero ahora se ha inventado el blog. Y ya no quiero hacer relatos de vidas ajenas, ni mucho menos de la mía que probablemente sea menos interesante (aunque una vida anodina puede tener un tratamiento atractivo). Sólo quiero escribir lo que con frecuencia me pasa por la cabeza, y no pillo muchas veces el momento oportuno para decir, ni considero que deba machacar a un público obligandole a escucharlo. Pero sí quiero que lo lea quien le pueda interesar.
Esto es, en definitiva, de lo que se hablará en este blog; de lo que me pasa por la cabeza. El empujón que me ha hecho decidirme a crearlo ha sido el placer que he obtenido de la lectura de los blogs de muchos amigos y conocidos míos triatletas. Así que aquí se hablará de triatlón, pero también de muchas otras cosas... incluso algunas, puede ser que muestren mi maligna cara B. No creo que esa cara sea peor que la de muchos seres humanos, pero tal vez haya gente que me conozca que se quede a cuadros leyendo alguna de mis opiniones... Y como tampoco voy de transparente por la vida (y eso que al parecer lo soy) de momento no le voy a comentar directamente a ningún conocido que existe este blog. El que lo descubra, si quiere, que se manifieste.
Y ya está bien para una primera entrada.