domingo, 28 de octubre de 2007

La cara A

Señores: he tenido que crear otro blog porque esto es una mariconada. Lo confieso. Cuando cree este, fue para poder dar rienda suelta de forma anónima a mi bilis milenarista y neomalthusiana. Y dos meses más tarde, hete aquí que me encuentro hablando de cosas muy gonitas, mis gatos, mi bici, y hasta mi mami. Por si alguien va y me lee.




OK, pues esto va a quedar como la cara A de Concha. Quien quiera un blog amable, donde al final muestro más o menos lo mejor de mi misma (Dios, si incluso el post de "El tráfico y yo" me ha quedado políticamente correcto) que lea éste. Cuando uno se aburra y quiera leer barbaridades, que lea el otro: natrixnatrix.blogspot.com.




En este soy Nutria: ese animal simpático y tierno que juega en el agua (bueno, y se trapiña alguna trucha, pero el pescado no suele despertar instintos tiernos en el ser humano). En el otro soy Natrix natrix, la culebra de agua o culebra de collar, que se parece a una víbora como modo de defensa, no despierta ninguna simpatía, come ranas e insectos y si la agarras suelta un líquido repugnante que te deja oliendo a podre varios días.




domingo, 14 de octubre de 2007

Mis gatos

Sí, hoy por fin les toca a ellos. Hoy os los presentaré; otro día os cuento sus biografías, en cuanto se entrelazan con las de Fede y esta servidora.


Empezaré por Louise. Sí, es chica; es, por supuesto, la hermana de camada de Thelma. Es guapa, guapa. Tricolor, a manchas en tonos pastel. Os la mostraré:





Es la matriarca. Cuando uno tiene cuatro gatos, lógicamente se establece una jerarquía social. Louise, por tamaño y empaque, por ser tan seriecita pero al mismo tiempo tan cariñosa, es la hermana mayor. Ella y yo nos pasamos las tardes comiendo mierda (curiosa expresión cubana) en el sofá, mirándonos a los ojitos y diciéndonos tonterías. Ella me amasa (sumamá, llama a eso el escritor Antonio Burgos, cuyo libro Gatos sin Fronteras recomiendo) y lo le rasco la barriga; ella me lava la mano con su lengua áspera y yo le acaricio en la base de las orejas. Ahora escribo, y ella me mira :-) .




Thelma también es muy guapa, y también tricolor. Es ésta:

También nos queremos mucho, y pasa bastantes ratos conmigo en el sofá, pero tiene un serio problema: es horriblemente miedosa. Y claro, es la víctima de todos los demás. Hay que echarla de comer aparte, literalmente, y no porque se crea muy especial ella, sino porque si no, los otros dos no la dejarían probar bocado. Así que siempre va de refugio en refugio, furtiva ella, aunque hay que decir que últimamente ha debido tocar fondo y ha decidido contraatacar. Total, va a cobrar lo mismo...


Yoshi es el gato más simpático que he visto en mi vida. Rubiete él, cuando llegas a casa sale a tu encuentro y hace grandes caballitos para que le acaricies. ¡Da gusto volver al hogar :-) ! Le gusta mucho jugar con su sobrina, a quien presentaré en el párrafo siguiente, y duerme frecuentemente abrazado a ella.


Este es Yoshi.





Y por último, está Morcillas. Cuando cuente su biografía se entenderá semejante nombre. Es negra como su alma condenada; porque es malona, malona. Activa, salvajuna, actualmente es el mayor depredador de la casa; y es frecuente ver su imagen, negra como el carbón ella, y mirándote con sus ojos amarillos muy abiertos, de hito en hito, como si fuera la gata del Maligno. Desgraciadamente, acabo de comprobar que las fotos que tenemos de ella son anteriores a nuestra era digital; pero para el próximo día que hable de mis gatitos, prometo haberla retratado convenientemente.

miércoles, 10 de octubre de 2007

La bici, de cero a cien

En la página del Aguaverde, en un post del foro que quiere hacer recapitulación de la temporada recién acabada, he hecho un pequeño resumen de mis progresos con la bici. Pequeño sobre todo porque es un foro y no es cuestión de marear, pero la verdad es que como yo misma alucino, quiero explayarme más.


De pequeña no tuve bici. Somos siete hermanos, y aunque mi padre es médico, se dedicó a médico de pobres (o eso dice mi madre) y en casa sólo había cuatro bicicletas, dos grandes para Antonio y Paloma, y dos medianas, para Rafa y Miguel. Como Mari Carmen y Rafa tampoco eran muy dados al tema, con eso les bastaba. Para mi no había. Casi siempre jugábamos a Los Cinco, por lo de la colección de Enid Blyton, y a Nutria le tocaba hacer de... sí, lo habéis adivinado: el perro Tim, que corría tras las bicis.

Bueno, supongo que es una manera como otra cualquiera de iniciarse en la carrera de fondo.

Cuando ya mis hermanos se fueron haciendo mayores y pasaban de veranear con mis padres, hete aquí que quedó un poco a mi disposición la bici mediana de Mari Carmen. Yo ya tenía catorce años, y fue mi primera experiencia sobre una bici. Aprendí a montar en línea recta. Podía dar curvas bastante abiertas; para 90º o más, debía desmontar.

Pasaron los lustros, y con unos 28 años me fui a pasar quince días con mi entonces novio a Formentera, lugar donde es bastante práctico desplazarse en bici, pero no progresé grandemente; eso sí, a la vuelta nos compramos unas bicis. Por diversas circunstancias que ahora no voy a relatar, pero que tal vez lo haga algún día por que tienen su miga, creo que no le hice a la bici ni 20 kilómetros.

Volvieron a pasar los lustros, esta vez menos, y empecé a hacer carrera popular de fondo. Así que dispuesta a conservar mi forma sin perjudicar mi recuperación después del maratón de Madrid, adquirí una bici de montaña en la que progresé un poquito más; ya podía dar curvas de unos 90º, e incluso, poco a poco, aprendí, en las bajadas, a ponerme de pie sobre los pedales para salvaguardar mi culo en los baches.

En el año 2006 me meto en el club de triatlón Aguaverde, y empiezo a sacar la bici, y además me compró una de carretera. Pero antes de hacerle más de 50 km, consigo romperme el codo con la de montaña al estrenar los pedales automáticos (ya sabéis los que seáis ciclistas: ese terrible segundo en que te das cuenta que has frenado pero no has sacado los pies de los pedales). Cuando ya casi estaba curada, me pillé una salmonelosis. Así que hasta agosto no volví a coger una bicicleta.

O sea, punto de partida de esta temporada: Nutria monta más tiesa que un palo en una bici con pedal automático. Al final de la temporada (por favor, den rienda suelta a su hilaridad, especialmente los ciclistas y triatletas consagrados -que se que me leen a miles, no lo nieguen-):
  • Soy capaz de beber en marcha
  • Puedo sacar el bidón trasero y delantero sin problemas.
  • Soy capaz de montar solo con la mano derecha durante largo rato
  • Soy capaz de montar solo con la mano izquierda durante unos instantes
  • He aprendido a montar de pie, y ya puedo estar algo más de 100 metros
  • Se cambiar las cámaras (pero no repararlas)
  • Puedo mirar fugazmente hacia atrás
  • Puedo meter la mano izquierda en los bolsillos del maillot
  • He pasado de una media de 18 km/h en los entrenamientos a 22

Se que se están descojonando, pero no olviden que hace un año pensaba que jamás de la vida sería capaz de nada de eso. Pero además, y según se desprende fácilmente de la lectura de la lista anterior ¡todavía tengo un enorme margen de mejora!



lunes, 1 de octubre de 2007

Seat Cafre

Por Dios, hay gente que no se si lo hace para vender a toda costa o porque de verdad son así.

Recientemente ha salido un anuncio en televisión (los anuncios televisivos y sus horrores de diversos tipos darían para llenar miles de blogs) en el que sale una rambla en un desierto, por la que rueda un cardo corredor, mientras una voz en off dice: "La naturaleza puede ser un poco aburrida..." y acto seguido te invita a "disfrutarla" haciendo un trompo con el último modelo de Seat.

Madre del amor hermoso. Igual hay gente que de verdad piensa que eso es disfrutar de la naturaleza. Que creen que el campo no es de nadie y por tanto es un buen sitio para destrozar. Así que al publicista en cuestión y al directivo de seat que dio el visto bueno les llevas al desierto y no ven más que una nada gris. Pues qué pena.
Señores, en un desierto hay procesos ecológicos tan variados e interesantes como en cualquier otro ecosistema. Las adaptaciones de la flora y fauna (que puede ser muy rica y variada) a la sequía y a la oscilación térmica son enormemente interesantes y contienen un montón de enseñanzas para esta puerca Humanidad derrochadora.
Pero es que además, el desierto es bonito. Que le pregunten a muchos que lo han cruzado. Las noches tienen mogollón de estrellas, las salidas y puestas de sol son espectaculares y hay formaciones geológicas enormemente interesantes y estéticas. Por no hablar de la frágil ruptura de la monotonía que suponen los esporádicos bosquetes de vegetación arbórea xerófila.
Y es un lugar excelente para encontrarse uno mismo. La experiencia de desierto te obliga a buscar en tu interior, ya que los sentidos han agotado el exterior por la frecuente monotonía del paisaje, que también la hay. Así que el creativo ese y el directivo de marras, me temo que no tienen mucho en su interior. O lo que tienen en su interior es realmente poco satisfactorio, y al igual que esa gente que va con la radio del coche a todo volumen para no oírse jamás, necesitan llenar ese vacío o tapar ese basurero con el polvo que levanta su, eso sí, super ferolítica tracción a las cuatro ruedas.