domingo, 14 de octubre de 2007

Mis gatos

Sí, hoy por fin les toca a ellos. Hoy os los presentaré; otro día os cuento sus biografías, en cuanto se entrelazan con las de Fede y esta servidora.


Empezaré por Louise. Sí, es chica; es, por supuesto, la hermana de camada de Thelma. Es guapa, guapa. Tricolor, a manchas en tonos pastel. Os la mostraré:





Es la matriarca. Cuando uno tiene cuatro gatos, lógicamente se establece una jerarquía social. Louise, por tamaño y empaque, por ser tan seriecita pero al mismo tiempo tan cariñosa, es la hermana mayor. Ella y yo nos pasamos las tardes comiendo mierda (curiosa expresión cubana) en el sofá, mirándonos a los ojitos y diciéndonos tonterías. Ella me amasa (sumamá, llama a eso el escritor Antonio Burgos, cuyo libro Gatos sin Fronteras recomiendo) y lo le rasco la barriga; ella me lava la mano con su lengua áspera y yo le acaricio en la base de las orejas. Ahora escribo, y ella me mira :-) .




Thelma también es muy guapa, y también tricolor. Es ésta:

También nos queremos mucho, y pasa bastantes ratos conmigo en el sofá, pero tiene un serio problema: es horriblemente miedosa. Y claro, es la víctima de todos los demás. Hay que echarla de comer aparte, literalmente, y no porque se crea muy especial ella, sino porque si no, los otros dos no la dejarían probar bocado. Así que siempre va de refugio en refugio, furtiva ella, aunque hay que decir que últimamente ha debido tocar fondo y ha decidido contraatacar. Total, va a cobrar lo mismo...


Yoshi es el gato más simpático que he visto en mi vida. Rubiete él, cuando llegas a casa sale a tu encuentro y hace grandes caballitos para que le acaricies. ¡Da gusto volver al hogar :-) ! Le gusta mucho jugar con su sobrina, a quien presentaré en el párrafo siguiente, y duerme frecuentemente abrazado a ella.


Este es Yoshi.





Y por último, está Morcillas. Cuando cuente su biografía se entenderá semejante nombre. Es negra como su alma condenada; porque es malona, malona. Activa, salvajuna, actualmente es el mayor depredador de la casa; y es frecuente ver su imagen, negra como el carbón ella, y mirándote con sus ojos amarillos muy abiertos, de hito en hito, como si fuera la gata del Maligno. Desgraciadamente, acabo de comprobar que las fotos que tenemos de ella son anteriores a nuestra era digital; pero para el próximo día que hable de mis gatitos, prometo haberla retratado convenientemente.

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