domingo, 28 de septiembre de 2008

La bici de montaña y yo

Hermanos: me gusta el campo más que a un tonto un lápiz. Me encanta corretear por el campiri, casi olisqueando y moviendo el rabito como un chucho. La bici de montaña en principio es el compañero ideal para poder alargar esas expediciones. De hecho, a mi lo que me enganchó de correr es que así podía explorar el campo llegando más lejos que andando. Y la MTB, con la salvedad hecha de las zonas intransitables, debe ampliar la libertad de uno conforme aumenta tu radio de acción. ¿No es eso?

Ah, pero ahí topamos con Nutria la Muñones. Por mi santo patrón, o me ponen una pista de tierra bien trillada o mi vida es un infierno. Véase hoy: he sacado el cacharrete desde Moralzarzal por la Cañada Real en dirección a Colmenar Viejo. Por cierto, con mis pedales globeros, digo mixtos, esos que por un lado tienen cala y por el otro son pedal no automático. Por si a alguno le quedaba alguna duda.

La cosa va más o menos bien hasta la carretera Cerceda - Colmenar, algún despistillo porque tiene muchos cordales esa vía pecuaria, pero sin mayor trascendencia. Pero para pasar por debajo de la susodicha carretera, hay un paso inferior para emerger del cual hay una cuesta muy pindia y muy pedregosa. Primera puesta de pie a tierra de urgencia, con grave riesgo de no tener tiempo de sacar la cala (a ver, ¿para qué llevo el pedal globero?, ¿ein?). Pues luego he llegado al cruce en que un ramal tira para Manzanares y el otro para Colmenar, y he intentado tirar para Manzanares, que era más cuesta arriba y más caminejo. Y no me había endrogado ni . Menos mal que a) no pasaba nadie por ahí y b) aunque hubiera pasado alguien, yo carezco de dignidad. Pánico. De eso que dices, "ay, qué pedrolo. Como le pase por encima me la pego", y como no, le pasas por encima. No me he caído, pero he empujado la bici cuesta arriba bastantes trechos. Y no, los demás no hubieran hecho lo mismo; había huellas de MTB suficientemente profundas como para darse cuenta de que llevaban el bicho encima.

Y qué decir de las bajadas. Con el pedal del lado "manual" :-D y los deditos crispados sobre el freno. Encima, esas zonas tan arenosas hacen que a veces te metas en auténticas trampas, y si estás bajando derrapas (y eso que suelto el freno cuando lo veo) y si vas en llano la bici se para o deriva hacia sitios insospechados...

Volví al cruce y tiré un ratito hacia Colmenar. Ese ramal es un poco más civilizado, y llegué hasta un cruce que hay un poco pasado un depósito del canal de Isabel II. Ahí me pareció que mi cadera ya llevaba bastante tralla, y decidí volverme. La vuelta fue menos "incidentosa" (iba a tiro hecho). Al final, 1:33 para 17 km :-( ; la media me ha salido a unos 11 km/h (lloremos).

La prueba definitiva de que me he dado un golpe en la cabeza en algún momento de mi biografía es que... ¡tengo que volver otro día y ver qué hay más allá de ese famoso cruce!

domingo, 21 de septiembre de 2008

Hay esperanza

Sí, ya llevo otros dos días más de sacar la bici, y no va mal. El viernes hice Manzanares - Soto - Carril bici hasta la primera rotonda - Manzanares - Cerceda - manzanares. Y bastante bien. Hoy he hecho una hora de MTB, más bien llana, y me he sentido bien. Si acaso ahora me molesta levemente la parte baja del trocánter, lo cual he decidido que no me inquieta mucho. A ver si la semana que viene puedo nadar un poco más que esta (sólo un día por catarro -el primero en varios años-) y sacar también un poco la flaca.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Bici por fin

Desde primeros de agosto que no cogía la bici, que me hice Cotos-Navacerrada y vuelta y con sólo eso me pillé un dolor de cadera que lo flipas. Pero hoy, que iba a ir a probar a la sala de musculación con la bici de spinning, van y tienen cerrado el quiosco por la Romería. Así que me han hecho un cacho de favor. Porque he decidido "ah, ¿sí? Pues de bici de spinning un cuerno" y he sacado la flaca. Sin complicarme la vidita, eh, que no está el horno para bollos. Empecemos por Manzanares - Soto del Real. Bien. Esto va bien. Cachito de carril bici hasta la primera rotonda, y cogemos una cuestecilla. Parece que no duele. Vuelta hacia Manzanares. C**o, noto la cadera bastante bien. ¿Un trocito más? ¿Hasta el cruce de El Boalo? Vaya, pero ¿no tenía el viento a favor antes? ¿Como es que ahora también? Y sólo al volver hacia Manzanares, a rueda de los caracoles, me he sentido ya un poco cargada. ¡Loado sea Jehová excelso! ¡Me siento estupendamente!

Ahora ya en frío, por la tarde, noto alguna sensación extraña; espero que mañana no esté muy dolorida y que si hay alguna pequeña cosa se quite con el masaje de descarga (uno a la semana por prescripción facultativa) del martes. No se si esta temporada podré hacer triatlón, pero si no, tal vez sea la siguiente.

sábado, 13 de septiembre de 2008

Un buen recorrido

Esta mañana, pues, me he puesto a ello. El recorrido lo hice por primera vez con Susín Castelló en uno de sus campus; y lo intenté otra vez y tuve que desistir por culpa del metro de nieve que se acumulaba en algunos sitios. Con Susín lo hice corriendo; Dios quiera que, aunque tarde más, pueda volver a hacerlo.

Es por la zona más exterior de los Pinares Llanos, casi ya en La Aceveda, ese enclave de Madrid en la provincia de Ávila. Son unos 16 km, los ocho primeros de subida no muy fuerte, con alguna vaguadilla intercalada, y más o menos al contrario la bajada. Mínima altura unos 1460 m; la máxima, algo por debajo de los 1700.

No se veía apenas gente. Y eso al principio, que me crucé con los coches (autorizados, puesto que hay barrera) de ganaderos varios. El resto de la subida, solo yo, los cuervos, algún trepador azul, y el sonido del viento y de mis pisadas. Una familia se había colado por algún lado con el todo terreno, pero sólo ellos. El paisaje, increíble, y además relajante; la soledad, total; una gozada. Y la bajada prácticamente igual. Sólo me pasaron dos ciclistas; y al parar en el pequeño embalse, lugar para quedarse embobado y fosilizar, de lejos una pequeña mancha blanca parecía indicar un ser humano.

La verdad es que iba un poco demasiado pendiente de mis sensaciones. A decir verdad, muy pocas molestias, menos que otros días de este verano. Y en realidad, cuando mejor me encontraba fue al acabar la excursión, después de 3 h 45 m, incluidas paradas para tomar un bocado (y muchas para mear, me estoy haciendo mayor). Creo que realmente me va bien andar. Mañana veré como estoy. Me duele un poco el trocánter, pero no más que el domingo pasado, o el lunes, por ejemplo. Y el martes toca masaje de descarga; creo que aunque no estoy muy contraída, me vendrá al pelo.

viernes, 12 de septiembre de 2008

La nueva temporada que empieza...

...no se si se va a poder llamar triatlética. De momento, no, desde luego. De momento sigo lesionada, aunque recuperando un poco, muy lentamente.
El lunes me volvieron a infiltrar, pero hasta donde pude percibir, con una dosis muy pequeña. Ha habido un giro en la estrategia; tras comprobar que después de las grandes palizas de andar la pata se despierta mucho mejor y que en cambio los días muy sedentarios duele más, hemos resuelto el médico y yo empezar a muscular la patita con prudencia y poco a poco. Así que los objetivos van a ser todos a medio/largo plazo o simplemente, al plazo que le salga de ahí mismo a mi cadera.


Objetivo principal: RECUPERARSE DE LA LESIÓN

  1. Trabajo de fuerza prudente pero constante
  2. Caminar
  3. Caminar
  4. Caminar más
  5. Terminar el camino de Santiago para pedirle al Santo que me cure la patita (ya sé que también sirve sacrificar un recién nacido en noche de plenilunio, pero eso es un engorro y se pone todo perdido)

Y a partir de ahí, si va todo bien, poco a poco ir haciendo algo de montaña, a ver si así además cojo bofe de nuevo, y a ver si se pudiera sacar algo la bici, o al menos nadar sin que duelan los virajes o lo que sea... de momento de triatlón o carreras populares no me atrevo ni a hablar.

martes, 9 de septiembre de 2008

Y así ha ido transcurriendo el verano...

...entre nadadita y nadadita. La verdad es que ha habido poca piscina; me cronometré a la semana siguiente de Pálmaces un 3.000, por si me animaba a la marnatón; pero lo que me disuadió no fue el discreto tiempo de 1:01, sino que realmente acabé casi con pájara, lo cual que la marnatón es factible... pero el año que viene. Si Dios quiere, porque la verdad es que en piscina de 25, los virajes todavía me siguen molestando. En piscina de 50, por la menor frecuencia, no tanto.
Aún así, he ido varias veces a remojarme a algún pantano. Al de San Juan no mucho, por la diversa fauna bípeda que se dedica a su empuerque sistemático, y porque la verdad que ya lo tengo un poco visto. Recalé un día en su cola, el Puente Nuevo, y ahí estaba más limpio, pero para que la a Nutria le costara decidirse a entrar, ya tenía que estar frío. Me decidí, sin embargo (genio y figura hasta la sepultura), pero sin neopreno y con la corriente del Alberche todavía muy notoria a esa altura, un par de embatidas de orilla a roca y de roca a orilla ya justificaban el paseo.
A finales de agosto, la habitual incursión con Fósilman en el Teruel profundo. Hay algunos detalles en el blog de la culebra; aquí en otro tono, reseñaré la enormemente satisfactoria excursión que hicimos a lo largo del río Martín. Nos cruzamos con demasiada gente para ser martes (una pareja), aunque era agosto; por unos sitios apelotantes. El trayecto discurría por un cañón de mediana anchura e impresionante paisaje, y obligaba, si se quería disfrutar de verdad, a vadear el río con frecuencia. Cuando ya la ruta proyectada nos sacaba del cañón y nos alejaba del río, acordamos separarnos; yo volvería atrás a por el coche, desandando lo andado, y Fósilman continuaría hasta nuestro pueblo de destino.
No sé. Igual soy rara, pero ahí fui feliz. Feliz como cuando tenía once años y cada excursión te descubría un mundo. Y es que vive Dios que me gusta andar sola por ahí, explorando, bañándome en los ríos, sin ningún otro ser humano en varios kilómetros a la redonda. Y además, estaba bien tener una misión que cumplir: tenía que ir luego a rescatar a mi chico. Y aunque en la rápida marcha que adopté notaba cómo se me iba cargando la cadera mala, fui feliz. Con el poco deporte que he hecho desde abril, la marcha de ese día, de algo más de tres horas netas, me dejó cansadísima; pero, oh, descubrimiento, al día siguiente tenía la cadera casi como nueva. Mira tú.
El aterrizaje de nuevo en la civilización: atroz lo describe pálidamente. Si algún día dejo de dar señales de vida, no me busquéis, porque estaré en un lugar que no existe.
Bueno, pero para compensar, está la última nadadita, 40 minutitos, como suelo, por el Charco del Cura esta vez. No siendo día festivo en la provincia de Ávila, no había apenas gente, y aquí dejo constancia de que la gente de El Tiemblo es extraordinariamente limpia, y tienen la orilla de su embalse pulcra como, me temo, no la tenían los pescadores del embalse de Teruel por cuya orilla paseé. La nadada fue muy bonita. Como he vuelto a la respiración bilateral, que me carga menos el hombro, entreví bastante el paisaje; lo cual me animó luego a hacer una corta excursión, de como hora y media, por la orilla. La pata me dolía aquí y allá, pero luego a las mañanas siguientes me levanto bastante bien, lo que me ha llevado hoy a hacer otra excursión, desde la Herrería, a la altura de la Fuente del Triángulo, a Zarzalejo y vuelta, comiendo en Zarzalejo. Y también me dolía la pata; pero de este tema se hablará en una próxima entrada.